Los titulares que presentaron su dimisión son los dirigentes de los ministerios de Hacienda, Deporte y Salud, Wlodzimierz Karpinski, Andrzej Biernat y Bartosz Arlukowicz, respectivamente.
La primera ministra polaca, Ewa Kopacz, además de confirmar la noticia, afirmó también la salida del presidente del Parlamento y exministro de Asuntos Exteriores, Radoslaw Sikorski.

Estas dimisiones se produjeron después de que se filtraran unos documentos clasificados sobre la investigación abierta el año pasado por las grabaciones clandestinas contra diversos miembros del Ejecutivo.
Además, la premier polaca pidió disculpas a los ciudadanos por estos hechos, esperando que las renuncias puedan restaurar la confianza de los polacos en el partido gobernante Plataforma Ciudadana, que busca lograr las elecciones generales del próximo otoño.
Sin embargo, los recién mencionados no eran los únicos que dimitieron, también lo hicieron el jefe de asesores de Kopacz y extitular de Hacienda, Jacek Rostowski; el viceministro de Hacienda, Rafal Baniak; y el responsable de los Servicios Especiales, Jacek Cichocki, entre otros.
La mayoría de las renuncias pertenece a los que fueron grabados o escuchados clandestinamente y otras proceden de responsables de la filtración de parte de la pesquisa que mantiene abierta.
Fue el año pasado cuando salieron a la luz las grabaciones objeto de la investigación y últimamente se divulgaron en las redes sociales cientos de documentos clasificados en relación a esta indagación, entre ellos los que contienen datos personales de los interrogados por este caso.
Según la Fiscalía de Polonia, el responsable de tal filtración fue el empresario Zbigniew Stonoga, dueño de un concesionario de automóviles y conocido por gestionar un blog de contenido político, contra quien ya presentó acusación formal. Durante su interrogatorio, Stonoga asegura que encontró estos documentos por casualidad en servidores alojados fuera de Polonia.
Esta revelación es considerada un duro golpe al Gobierno polaco, criticado por la oposición de no ser capaz de controlar sus propias instituciones, y ahora su popularidad ha sufrido un gran descenso, hasta el punto que se ha situado en el tercer lugar en intención de voto en las recientes encuestas.
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