Pasillos vacíos, hemiciclo sin diputados y operarios recogiendo los sets ya preparados. Así ha transcurrido la jornada en el Parlamento tras el nuevo aplazamiento de la investidura, en este caso, de Jordi Sánchez, por la decisión judicial de no permitirle asistir al pleno desde prisión. La poca actividad de la institución sólo ha contado con Ciutadans y el Partido Popular (PP), que en plena batalla por un mismo electorado, han exigido al presidente del Parlament, Roger Torrent, que dé explicaciones.
Los partidos soberanistas se han reunido en sus sedes y sin entrar a valorar el cambio de estrategia judicial de Sánchez, que finalmente ha descartado ir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) o Tribunal de Estrasburgo (Francia) y ha presentado un recurso en el Tribunal Supremo, han pedido premura para formar gobierno.
El Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCAT), formación de Carles Puigdemont, baluarte del partido independentista Junts per Catalunya (JxCat) pero con diferencias estratégicas con el núcleo del expresidente, ha reivindicado su papel central en la política catalana y ha pedido generosidad también a la Candidatura de Unidad Popular (CUP) para sumar sus apoyos a la investidura.
En este contexto de pugna interna en los bloques, la política catalana sigue paralizada, pendiente de las decisiones judiciales y de los movimientos independentistas, que podrían poner sobre la mesa a otro candidato, aunque por ahora se mantiene a Sánchez como candidato.
El Gobierno de España, por su parte, empieza a ponerse nervioso por la falta de Govern, puesto que le está afectando en su falta de apoyos para aprobar presupuestos estatales.
Oriol Puig, Barcelona.
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