Se habían reunido frente a la Corte de Apelaciones de Londres. Esperaban que el Tribunal les diera razón de que enviar a migrantes indocumentados a Ruanda es un error, y, que tampoco es moral. Era la última esperanza para frenar el avión que sale este martes hacia el país africano con 8 inmigrantes a bordo. Pero, el veredicto de la corte, les cayó como jarro de agua fría.
Bajo el pacto, que se cerró en abril pasado y se activa desde este martes, Londres envía a algunos solicitantes de asilo a Ruanda a cambio de un pago inicial de unos 150 millones de dólares, y pagos adicionales en función del número de personas deportadas.
Trasladando a los refugiados a un país a 7 mil kilómetros de distancia, el Gobierno británico busca frenar la llegada de personas en pequeñas embarcaciones a través del canal de La Mancha. Tan solo en lo que va de año, más de 10 mil personas llegaron ilegalmente al Reino Unido.
Por más que el Gobierno de Johnson insista que el plan busca socavar las redes de tráfico de personas, desde la Iglesia Católica, hasta los organismos internacionales, como la ONU, aseguran que el plan no está en el interés de los solicitantes de asilo.
Los grupos humanitarios también están preocupados de que Londres envíe a los migrantes a un país, que hace meses criticó por su historial de derechos humanos.
ffa/hnb