Durante su protesta llevada a cabo el martes, los rabinos portaron pancartas que decían “Biden: El mundo dice un alto el fuego ahora” y pidieron al presidente de Estados Unidos que “deje de vetar la paz”.
Después de ser escoltados fuera del recinto por personal de seguridad, los rabinos llevaron a cabo una conferencia de prensa fuera de la ONU.
La rabino Alissa Wise, miembro de la organización judía estadounidense Jewish Voice for Peace (Voz judía por la paz, en español), defensora del alto el fuego en Gaza, dijo a un periodista que están observando con horror cómo el gobierno de Estados Unidos “bloquea por sí solo los esfuerzos de Israel para dejar de bombardear y matar de hambre a Gaza”, añadiendo que oran porque las Naciones Unidas son un lugar donde se toman medidas diplomáticas significativas para detener la violencia y que la oración es una forma de expresar sus miedos, sueños, esperanzas y frustraciones como rabinos.
“Nuestro gobierno se niega a representar esta demanda tan popular. Vinimos aquí directamente para representarnos a nosotros mismos y a nuestros valores judíos”, dijo otro rabino en la reunión.
#NOW It seems that a group of Rabbis from "Rabbis for Ceasefire" organisation are protesting inside the Security Council chamber now! In a statement, they "demand that the U.S. stop preventing the UN from taking urgent action for an immediate, permanent ceasefire in #Gaza." UN… pic.twitter.com/YlzaDT8qCq
— Nabil Abi Saab (@NabilAbiSaab) January 9, 2024
La reunión del martes se produjo después de que Estados Unidos vetara una propuesta de Rusia para enmendar una resolución del Consejo de Seguridad para incluir un llamado a un alto el fuego en Gaza.
La semana pasada, durante una sesión extraordinaria de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU), el representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, denunció que Washington “se interpone en el camino de todos los esfuerzos de mantenimiento de la paz” en Gaza.
Israel desató una guerra genocida contra Gaza el 7 de octubre, que hasta la fecha ha dejado un saldo de más de 23 000 civiles muertos, en su mayoría mujeres y niños.
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