En una publicación del viernes, el portal estadounidense Bloomberg sugiere que el presidente electo de EE.UU., Joe Biden, “enfrenta el declive del poder blando estadounidense”. El ‘poder blando’ es un término usado para describir la capacidad de un país –u otro actor político– de lograr sus objetivos a través de la atracción y la persuasión, y no mediante el poder militar, valiéndose de factores culturales e ideológicos, con el complemento de medios diplomáticos.
Rosalind Mathieson, la autora del informe, subraya que incluso si el aún mandatario estadounidense, Donald Trump, se marcha tranquilamente en 12 días, tras la ceremonia de toma de posesión de Biden el 20 de enero, las consecuencias del período postelectoral en Estados Unidos serían “inmensas”.
De hecho, conforme a Mathieson, tras la salida de Trump, Estados Unidos enfrenta desafíos para reconstruir su reputación global.
El texto explica que hubo algo conocido como “excepcionalismo estadounidense” que permitió a los estadounidenses llamar la atención a otros países por los abusos de los derechos humanos y el estado de su política interna. No obstante, enfatiza, este excepcionalismo que estaba en declive mucho antes de Trump se acercó a su muerte con el asalto al Capitolio y los repetidos ataques de Trump al proceso electoral del país norteamericano y sus instituciones.
Por ello, Mathieson asegura que será más difícil para Estados unidos tomar una postura contra China, Rusia y Turquía, entre otros países, además que Biden enfrenta disputas como cambio climático y negocios, que no se pueden resolver fácilmente.
Cabe señalar que, tras las pasadas elecciones presidenciales, Trump no reconoció su derrota, insistiendo en reiteradas ocasiones en cuestionar el sistema electoral de EE.UU. y alegando un supuesto fraude electoral generalizado por los demócratas, sin ninguna evidencia que lo demuestre.
Ante tal situación, un gran número de partidarios del presidente republicano interrumpió el miércoles en el Capitolio del país, situado en Washington D.C. (la capital) para evitar la certificación de la victoria electoral de Biden por el Congreso; una situación considerada por muchos críticos del aún presidente como un “intento de golpe de Estado”.
Numerosos senadores y congresistas, tanto demócratas como republicanos, culparon a Trump del caos, e incluso los miembros del Gabinete debatieron la posibilidad de destituir al mandatario según la 25.ª enmienda de la Constitución.
Además, los líderes demócratas en el Congreso de EE.UU., que ya sometieron en 2019 a Trump a un proceso de destitución del que fue absuelto en el Senado de mayoría republicana, han advertido que quieren la renuncia de Trump, o de lo contrario tomarán “medidas” para intentar destituir al mandatario republicano por segunda vez durante su presidencia.
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