“No soy un racista. Soy la persona menos racista que jamás han entrevistado, eso se los puedo afirmar”, declaró el inquilino de la Casa Blanca ante los medios de comunicación en el Trump International Golf Club de West Palm Beach, Florida (sureste de EE.UU.).
Fue el pasado viernes cuando dos gigantes mediáticos estadounidenses —The Washington Post y The New York Times— informaron que Trump usó la palabra ‘agujeros de mierda’ para referirse a algunos países durante una reunión con legisladores norteamericanos sobre la reforma migratoria.
Según estos informes, cuando los legisladores intentaron abordar durante ese encuentro el tema de protección de inmigrantes de países de África, Haití y El Salvador, Trump habría exigido que le explicaran por qué EE.UU. debería aceptar inmigrantes de ‘países de mierda’ en vez de gente de naciones como Noruega.
No soy un racista. Soy la persona menos racista que jamás han entrevistado, eso se los puedo afirmar”, dijo el presidente estadounidense, Donald Trump, por supuestamente llamar ‘países de mierda’ para referirse a varias naciones.
Aunque el senador demócrata Richard J. Durbin, que estaba presente en esa reunión, confirmó los hechos, Trump negó el uso del término en cuestión y para respaldar su versión recurrió a las declaraciones de dos senadores republicanos, también presentes, que él “no usó esa palabra” o por lo menos ellos “no oyeron esa palabra”.
“¿Habéis visto lo que han dicho varios senadores que estaban en la sala sobre mis comentarios? No fueron realizados”, manifestó el jefe de Estado, refiriéndose a los legisladores republicanos David Perdue y Tom Cotton.
Sin embargo, el presidente de la Cámara de Representantes, el también republicano Paul Ryan, tomó una posición más moderada, diciendo que los comentarios de inmigración de Donald Trump fueron “muy desafortunados” e “inútiles”, pero rehusó tacharlos de “racista”.
Las supuestas declaraciones de Trump provocaron una ola de condenas y críticas de todos los rincones del mundo. El portavoz de la Oficina de Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH), Rupert Colville, tachó las palabras de Donald Trump de “vergonzosas y racistas”.
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