“Todos estos populistas de derechas no solo suponen una amenaza para la paz y la cohesión social, sino también para el desarrollo económico”, calibra el también líder del Partido Socialdemócrata germano (SPD, en alemán) en declaraciones publicadas el domingo por el dominical Welt am Sonntag.
Todos estos populistas de derechas no solo suponen una amenaza para la paz y la cohesión social, sino también para el desarrollo económico”, asegura el vicecanciller de Alemania, Sigmar Gabriel.
Gabriel equipara expresamente a Trump con la líder nacionalista francesa Marine Le Pen y el ultraliberal proisraelí holandés Geert Wilders, caracterizados todos ellos por sus distintos grados de hostilidad hacia el Islam o los musulmanes.
Pero lo que preocupa más a Gabriel, también ministro de Economía y Energía, es el proteccionismo económico defendido por Trump y Le Pen frente a la desregulación del comercio transnacional.
Aunque Trump se define como partidario del libre comercio, su oposición a la aceptación de trabajadores emigrados a Estados Unidos y su defensa de imponer aranceles del 45 % a los productos chinos hacen que se le considere un proteccionista.
(El populismo de derechas) promete a sus seguidores una vuelta atrás hacia un mundo de cuento de hadas donde la vida económica se limita a las fronteras de su propia nación, pero jamás en la historia han podido las economías desarrollarse en aislamiento autoimpuesto”, considera Gabriel.

Tal proteccionismo, advierte el vicecanciller alemán, “promete a sus seguidores una vuelta atrás hacia un mundo de cuento de hadas donde la vida económica se limita a las fronteras de su propia nación, pero jamás en la historia han podido las economías desarrollarse en aislamiento autoimpuesto”.
Frente al rechazo de los efectos de la mundialización que, según algunos analistas, impulsa estas corrientes en países occidentales en declive, Gabriel considera que “debemos hacer el esfuerzo de explicar cómo queremos modelar la mundialización de una manera justa”.
Debemos hacer el esfuerzo de explicar cómo queremos modelar la mundialización de una manera justa”, dice el líder del Partido Socialdemócrata alemán.
Las declaraciones de Gabriel son la última muestra de preocupación de los políticos europeos por el resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses, previstas para el 8 de noviembre.
Observadores como el catedrático belga de izquierdas Jean Bricmont han señalado en este sentido que una victoria electoral de Trump haría difícil a la clase política europea defender sus actuales relaciones con Estados Unidos.
Trump ha asegurado que deportará de EE.UU. a 11 millones de trabajadores carentes de documentación, estableciendo para ese fin una “fuerza de deportación” específica.
La hostilidad de Trump hacia los inmigrantes llega al absurdo cuando se trata de musulmanes, contra los que defiende un “cierre total y completo” de fronteras, lo que ha causado indignación en su país y en todo el mundo.
El polémico aspirante ha abogado por obligar a todos los musulmanes presentes en suelo estadounidense a inscribirse en un registro especial, y afirma que Washington no tendrá “más remedio, inevitablemente”, que cerrar mezquitas si él llega a la presidencia.
No obstante, la oposición entre los propios republicanos a la candidatura de Trump no deja de crecer, al punto de que incluso algunos influyentes sectores del partido, en particular de los llamados “neoconservadores”, han declarado preferir a la favorita en las primarias demócratas, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton.
Hasta el momento, Trump encabeza la lista de la primarias republicanas con el apoyo de 384 delegados, frente a los 300 de Rafael Edward ‘Ted’ Cruz, los 151 de Marco Rubio y los 37 de John Kasich, de un total de 1585.
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