El jefe negociador del Gobierno colombiano en los diálogos de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Humberto de la Calle, ha admitido este viernes que el proceso de paz está "frágil", tras el resultado negativo del plebiscito del 2 de octubre, y ha viajado a Cuba para obtener un “nuevo acuerdo” con esa guerrilla y discutir las propuestas presentadas por la oposición y ver las opciones de modificación que tiene el acuerdo.
En declaraciones desde la Casa de Nariño (sede del Ejecutivo), De la Calle ha dicho que “trabajaremos con compromiso y celeridad para conseguir ese nuevo acuerdo a la mayor brevedad”, y ha reconocido que tras el rechazo en la consulta popular es necesario “hacer ajustes y precisiones al acuerdo” firmado con las FARC el pasado 26 de septiembre en Cartagena.
Trabajaremos con compromiso y celeridad para conseguir ese nuevo acuerdo a la mayor brevedad”, declara el jefe negociador del Gobierno de Colombia en los diálogos de paz con las FARC, Humberto de la Calle.
Según ha comentado, las modificaciones se harán “sobre la base de las decenas y decenas de propuestas que han presentado diversas organizaciones y personas, incluyendo el Centro Democrático, (que lidera el expresidente Álvaro Uribe), que ha hecho propuestas que nos han parecido responsables y constructivas, sin que necesariamente estemos de acuerdo con ellas”.
De la Calle también ha mostrado su satisfacción por el cumplimiento del cese del fuego. “La necesidad de consolidar un nuevo acuerdo de manera eficaz y rápida, no solo corresponde al deseo de la mayoría de los colombianos, sino que atiende también al propósito de evitar un retroceso que reinicie el horror de la violencia”, ha afirmado.
Por su parte el jefe negociador de las FARC, Iván Márquez, se ha expresado este mismo viernes sobre el tema en su cuenta de Twitter: "Esperamos en La Habana al equipo del Gobierno con iniciativas ciudadanas que fortalecerán el Acuerdo Final. Queremos iniciar ya su implementación".
Colombia vive un conflicto armado que ha enfrentado durante más de 50 años a guerrillas, paramilitares y agentes de la fuerza pública, dejando unos 260.000 muertos, 45.000 desaparecidos y 6,9 millones de desplazados.
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