La BBC ha agregado este viernes que los rumores sobre la muerte de Jalaluddin Haqqani, líder y fundador de la red terrorista Haqqani, han circulado desde hace algunos años, pero esa banda todavía no ha emitido ningún comunicado al respecto.
Asimismo, una persona cercana a la familia del difunto cabecilla ha rechazado los informes y ha afirmado que Jalaluddin sigue viviendo, pero está enfermo.
A finales de junio, cables diplomáticos saudíes filtrados revelaron que la embajada saudí en Islamabad, capital de Paquistán, se mantuvo en contacto con la red terrorista Haqqani y, también, ayudó a organizar una visita para que Jalaluddin recibiera tratamiento médico.
Fuentes locales han indicado que Sirajudin Haqqani, hijo de Jalaluddin, ha estado al frente de la red terrorista por más de un año.
Estos anuncios se suscitan después de que los afganos reconociesen que el líder del grupo Talibán, Mulá Omar, lleva más de dos años muerto.
La red Haqqani luchó contra las tropas soviéticas que ocuparon el país asiático en la década de 1980.
Más adelante, Jalaluddin declaró lealtad a Talibán, después de que dicho grupo tomara el poder en Afganistán en 1996. Haqqani sirvió como ministro bajo el liderazgo de Mulá Omar.
Haqqani fue uno de los grupos que operaban en las áreas tribales a lo largo de las fronteras de Afganistán y Paquistán cuando la campaña militar en Afganistán, liderada por EE.UU., empezó en 2001.
En 2001, Washington y sus aliados invadieron Afganistán bajo el pretexto de luchar contra el terrorismo. La ofensiva apartó del poder a los talibanes, pero la inseguridad, pese a la presencia de miles de soldados extranjeros, sigue reinando aún en todo el territorio.
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) corrobora que la presencia de EE.UU. y sus aliados en el territorio afgano dejó el país devastado y sumido en la violencia. De hecho, las víctimas civiles aumentaron un 19 por ciento en 2014, en comparación con el año anterior, con 3188 muertos hasta finales del pasado noviembre.
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