El campo de refugiados de Kutupalong, donde han llegado la mayoría de los rohingyas, que han huido de la violencia y tortura en Birmania. Un terreno de tan solo 12 kilómetros cuadrados en Cox Bazar, ciudad situada en las inmediaciones de la frontera con Myanmar. Allí la jefa de la Diplomacia de Unión Europea (UE), Federica Mogherini, afirmó que solventar la crisis de los musulmanes es responsabilidad de las autoridades birmanas.
Mogherini viaja acompañada por los ministros de Exteriores de Suecia, Alemania y Japón (Margot Wallstrom, Sigmar Gabriel y Taro Kono) y más tarde prevé ir a Myanmar, cuyas autoridades no reconocen a esta minoría religiosa como ciudadanos.
Los rohingyas, que en su mayoría viven en el estado de Rajine (oeste de Myanmar), son sistemáticamente víctimas de torturas y violaciones por el Ejército y los budistas extremistas. También estos dos grupos queman sus casas y todo ello, tan solo, por nacer musulmanes.
Según el recién informe publicado del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), desde finales de agosto, más de 600.000 rohingyas han huido hacia Bangladesh de la brutal represión ejercida por el Ejército. El organismo lamentó que el éxodo de rohingyas expone la infame falta de medidas por parte de los líderes mundiales para solucionar la crisis.
smd/rba
