Los ejercicios militares de ocho días, en los que participan unos 2000 soldados estadounidenses y filipinos se realizan en las regiones de Luzón, al norte de Filipinas y Palawan, al oeste, la más cercana a la zona del mar de China Meridional en disputa con Pekín. Las fuerzas armadas de ambos Estados practican el aterrizaje de aeronaves anfibias y artillería durante las maniobras.
El pasado 28 de septiembre, el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, anunció que los ejercicios de octubre serían el último entre su país y EE.UU., al tiempo que abogó por una política exterior filipina "más independiente".
Desde la llegada al poder en junio pasado de Duterte, las relaciones entre Washington y Manilas se han empeorado. El jefe de Estado filipinos insultó a su par estadounidense, Barack Obama, por haber criticado la polémica campaña antidroga de Manila. Duterte denunció la hipocresía de Washington y recriminó las masacres perpetradas a principios del siglo XX en el sur de Filipinas, cuando el país era una colonia estadounidense.
En otra oportunidad, el jefe de Estado filipino informó que Manila compraría armas a Rusia y China y pondría fin a las patrullas conjuntas con EE.UU.
ftm/rha/nal