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Publicada: martes, 8 de abril de 2014 8:23
Actualizada: jueves, 10 de diciembre de 2015 10:42

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el marco de las conmemoraciones oficiales del aniversario del genocidio en Ruanda, afirmó el lunes en Kigali, la capital de este país, que la organización sigue sintiendo veinte años después, vergüenza por no haber podido impedir esta tragedia. "Habríamos podido hacer mucho más. Habríamos tenido que hacer mucho más. Los cascos azules fueron retirados de Ruanda en el momento en que más se necesitaban. En el espacio de una generación, la vergüenza no se ha borrado", dijo Ban al destacar el gran valor del personal de la ONU que estaba entonces en el país africano. Impotente ante las matanzas, la ONU había retirado una gran parte de sus 2500 soldados desplegados a mediados de abril 1994 en el momento más intenso de las masacres que comenzaron el 7 de abril, unas horas después de que murió el presidente Juvénal Habyarimana, procedente de la etnia hutu, cuyo avión fue derribado la noche anterior en inmediaciones de Kigali. Al dirigirse al pueblo ruandés, el secretario de la ONU, le habló del silencio de la comunidad internacional en el momento en que la necesitaba más que nunca. Ban Ki-moon recordó que el deber de la ONU era siempre proteger a las personas y aseguró que había instado a los representantes de la ONU en el mundo a actuar sin esperar instrucciones por parte de la jerarquía en el caso de que las personas pudieran ser víctimas de atrocidades. Entre abril y julio de 1994, muchos ruandeses procedentes de la etnia tutsi fueron asesinados por militares y milicianos, así como una parte de la población que colaboraba con ellos. Asimismo, los hutus sospechosos de tener vínculos con tutsis o que rechazaban unirse a dichas matanzas, perdieron su vida. Cerca de 800.000 ruandeses murieron en este genocidio que duró 100 días. mah/ktg/msf