Una caravana de motocicletas y vehículos que portaban las banderas amarillas del movimiento de Resistencia libanés Hezbolá ha recorrido las principales avenidas de Beirut este miércoles por la noche entre un claxon prolongado y canciones de la Resistencia.
La marcha se ha llevado a cabo en protesta contra la reunión directa mantenida este miércoles entre Simon Karam, abogado y exembajador libanés en Estados Unidos, y Uri Resnick, subdirector de política exterior del consejo de seguridad del régimen de Israel, quienes discutieron la implementación del alto el fuego que entró en vigor en noviembre de 2024, violado en sinnúmero de ocasiones por la parte israelí.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, describió este cara a cara como un “primer intento de sentar las bases para las relaciones y la cooperación económica” entre el régimen de Israel y el Líbano.
Los indignados libaneses se han solidarizado con Hezbolá en medio de presiones de Israel y Estados Unidos para desarmar al movimiento de Resistencia, al tiempo que han expresado su fuerte oposición a cualquier acercamiento o normalización de relaciones con el régimen ocupante.
El primer ministro libanés, Nawaf Salam, ha reaccionado a las protestas, afirmando que su país estaba “lejos” de normalizar las relaciones diplomáticas y económicas con Israel.
El Líbano e Israel no mantienen relaciones diplomáticas y se encuentran oficialmente en estado de guerra desde 1948.
En esta línea, Salam ha afirmado que el Líbano mantiene su compromiso con el plan de paz árabe de 2002, que condiciona la normalización de las relaciones diplomáticas con Israel a la creación de un Estado palestino, una perspectiva a la que el gabinete de Netanyahu se ha opuesto rotundamente.
Asimismo, en cuanto a la primera fase del plan estatal para consolidar todas las armas bajo la autoridad gubernamental, el premier libanés ha dicho que este proceso no puede completarse sin la retirada de Israel de los territorios libaneses que continúa ocupando, en particular las Granjas de Shebaa y las colinas de Kfar Shuba. Ha enfatizado que dicha retirada sigue siendo esencial para restablecer la estabilidad.
Israel mantiene ocupadas cinco posiciones estratégicas a lo largo de la Línea Azul, la frontera de facto entre el Líbano y los territorios ocupados por Israel, en violación del alto el fuego bilateral, que exigía la retirada total de las fuerzas israelíes en un plazo de 60 días.
El régimen de Tel Aviv sostiene que mantiene estas posiciones para impedir que Hezbolá realice actividades militares en la zona. Sin embargo, tanto el movimiento libanés como el Gobierno de Beirut rechazan este argumento y denuncian que las acciones israelíes buscan obstaculizar el restablecimiento de la paz y la seguridad en el sur del Líbano.
Es más, Israel ha cometido más de 7500 violaciones aéreas y casi 2500 terrestres en el último año, lo que suma un total de casi 10 000 infracciones del alto el fuego. Recientemente, el relator especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, Morris Tidball-Binz, calificó los renovados ataques israelíes en el Líbano de “crímenes de guerra” y exigió al régimen retirarse cuanto antes del territorio libanés.
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