Ali al-Dailami, miembro del Buró Político del movimiento popular Ansarolá, declaró las fuerzas yemeníes están listas para dar una respuesta a cualquier nueva ofensiva de Estados Unidos y sus aliados.
“Advertimos contra cualquier esfuerzo sospechoso”, dijo el funcionario de Ansarolá en alusión a posibles movimientos de Estados Unidos para retomar los ataques contra Yemen, tras haberlos frenado la semana pasada.
El funcionario de Ansarolá recordó la prolongada participación de Estados Unidos, el Reino Unido y el régimen de Israel en actos de violencia mortal contra su país.
Como ejemplo de ello, citó la contribución militar y de inteligencia inagotable de Estados Unidos a la guerra generalizada de 2015 contra Yemen y liderada por Arabia Saudí y sus aliados.
En este contexto, resaltó los esfuerzos de Saná por mantener a sus fuerzas preparadas ante una posible contravención del acuerdo por parte de Washington.
Conforme a Al-Dailami, Yemen no posee sistemas de misiles como el tan promocionado THAAD de Estados Unidos o la llamada Cúpula de Hierro del régimen israelí, pero está mejorando constantemente sus propias capacidades de defensa.
Además, Al-Dailami hizo un llamado interno al pueblo yemení para que se mantenga alerta y evite divisiones internas, advirtiendo de que Estados Unidos intentaría explotar cualquier debilidad en la cohesión interna para promover su agenda geopolítica.
Sus comentarios se produjeron después de un discurso reciente del líder de Ansarolá, Seyed Abdulmalik Badreddin al-Houthi, quien también había advertido sobre posibles esfuerzos estadounidenses para intensificar las hostilidades.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, anunció el martes en la Casa Blanca el cese de los bombardeos de Washington contra Yemen, tras afirmar que su país había recibido lo que calificó de una “promesa” de los yemeníes de detener los ataques a barcos en el mar Rojo.
Los medios israelíes informaron que Israel está conmocionado por el anuncio de Trump de detener los bombardeos de Yemen, señalando que Trump no dijo que continuaría protegiendo a Israel de los ataques yemeníes.
Previamente, Estados Unidos había intensificado notablemente sus mortíferos ataques contra Yemen para intentar obligar a Saná a detener sus ataques contra el régimen israelí, el aliado regional más preciado de Washington.
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