“Tras tres años de guerra, EE.UU. encuentra de repente un indicio de que Irán apoya a los hutíes”, ha tuiteado hoy jueves el portavoz Abdel-Malek al-Eyri.
Poco antes, la embajadora de EE.UU. ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, había acusado a Teherán de “ayudar militarmente al movimiento yemení Ansarolá”, un anuncio que también suscitó duras críticas por parte de Irán. El canciller persa, Mohamad Yavad Zarif, ha comparado las acusaciones de Haley al ‘frasquito de ántrax iraquí’ del exsecretario de Defensa de EE.UU. Colin Powell.
EE.UU., junto con Arabia Saudí —que desde 2015 lleva a cabo una campaña militar devastadora contra el país—, trata de acabar con el poder del movimiento popular yemení. Las dos partes intensifican sus presiones después de que Ansarolá lanzara el 4 de noviembre un ataque de represalia con un misil balístico contra el aeropuerto de Riad (la capital saudí).
EE.UU. no encontró ninguna evidencia en todos los misiles disparados desde Yemen hasta el momento. La trama está clara. Quieren desviar la atención de los árabes del tema de Al-Quds (Jerusalén)”, dice Abdel-Malek al-Eyri, vocero de Ansarolá.
“EE.UU. no encontró ningun indicio en ninguno de los misiles disparados desde Yemen hasta el momento. La trama está clara. Quieren desviar la atención de los árabes de la cuestión de Al-Quds (Jerusalén)”, ha precisado Al-Eyri.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, anunció el 6 de diciembre que Al-Quds es la “capital” del régimen israelí, una decisión que provocó la ira del mundo árabe y musulmán, además de inquietar vivamente a los aliados de Washington.
Toda Al-Quds está en la actualidad controlada por Israel, que reclama además del oeste también el este de la ciudad, donde está el tercer lugar considerado más sagrado para los musulmanes. La ciudad está designada como “ocupada” por las Naciones Unidas desde la Guerra de los Seis Días, en 1967.
Los palestinos han advertido en reiteradas ocasiones a Trump sobre su decisión y han asegurado que el cambio de estatuto de Al-Quds asesta un golpe mortal a cualquier estrategia de paz para los territorios ocupados.
Los líderes palestinos han convocado por otra parte una nueva intifada (“levantamiento”) para poner fin a la ocupación de sus tierras.
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