"Es imposible que toda la población de la provincia de Saada sea evacuada en cuestión de horas. Muchas personas carecen de combustible por el bloqueo de la coalición. Muchas otras no tienen acceso a la información, ya que las redes de telefonía apenas funcionan".
En un artículo publicado este sábado, y en referencia a los intensos bombardeos contra la provincia yemení de Saada (noroeste) en represalia por las exitosas operaciones de los combatientes de Ansarolá en la provincia fronteriza saudí de Najrán, The Economist destaca que, según varias organizaciones de ayuda humanitaria, el "castigo colectivo" de los yemeníes constituye, en realidad, "un crimen de guerra".
El viernes, el régimen saudí declaró Saada "zona de guerra" y dijo que la provincia en su totalidad era "objetivo militar", por lo que exigió a los residentes que abandonaran sus hogares antes de las 19:00, hora local.
"Es imposible que toda la población de la provincia de Saada sea evacuada en cuestión de horas. Muchas personas carecen de combustible por el bloqueo de la coalición. Muchas otras no tienen acceso a la información, ya que las redes de telefonía apenas funcionan", ha denunciado el rotativo citando a Llanos Ortiz, un coordinador de emergencias de la organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF).
Por otro lado, denuncia la renuncia del ex enviado especial de las Naciones Unidas para Yemen, Yamal Benomar, por las presiones de Riad y la designación en su lugar de Ismail Ould Cheij Ahmed, a quien The Economist califica de "inexperto".
La fuente recuerda la influencia de Benomar sobre el movimiento popular Ansarolá y los encuentros que mantuvo en varias ocasiones con su líder, Abdul-Malik al-Houthi, y después pone en duda que Ahmed pueda hacer de intermediario entre Arabia Saudí y los revolucionarios.

Benomar, el 28 del pasado abril tras su dimisión, denunció que la resolución antiyemení del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) “podría involuntariamente restringir la entrega de mercancías comerciales muy necesarias y de ayuda humanitaria, incluyendo comida, gasolina y equipos médicos”.
El máximo órgano de decisión de la ONU, haciendo caso omiso de los bombardeos diarios del régimen saudí contra el pueblo yemení, aprobó el pasado 14 de abril una resolución para bloquear el suministro de armas a Ansarolá y, en este sentido, ordenó a todos los países que inspeccionen las mercancías con destino a Yemen.
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