AI "ha recopilado pruebas que confirman la información de que las fuerzas lideradas por Arabia Saudí lanzaron el 6 de enero de 2016 municiones de racimo, de fabricación estadounidense contra la capital (Saná)", señaló la ONG en un informe emitido el viernes.
AI explicó que, como consecuencia del referido ataque, un adolescente de 16 años perdió la vida y al menos otros seis civiles resultaron heridos, además la bomba provocó daños en cuatro áreas residenciales de Saná.
El informe, precisa, está basado en entrevistas concedidas por familiares de las víctimas, un oficial de seguridad y fotógrafos.
Arabia Saudí “es la única parte en el conflicto que tiene la capacidad de lanzar bombas desde el aire”, recordó AI, instando al régimen saudí a dejar de usar este tipo de armamentos, prohibidos conforme a la Convención Internacional sobre Armas de Racimo.
Amnistía Internacional "ha recopilado pruebas que confirman la información de que las fuerzas lideradas por Arabia Saudí lanzaron el 6 de enero de 2016 municiones de racimo, de fabricación estadounidense contra la capital (Saná)", señaló la ONG.
Pese a los llamados de la comunidad internacional, hasta el momento tanto Arabia Saudí como Estados Unidos se han negado a ratificar dicha convención, adoptada en mayo de 2008 por 116 países del mundo.
"Aunque Estados Unidos y Arabia Saudita (...) no son signatarios de esa convención", están obligados por el derecho internacional humanitario a no utilizar este tipo de bombas "que todavía suponen una amenaza para la población civil", aseveró AI.
El pasado 7 de enero, la organización para la defensa de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW) aseguró que Arabia Saudí había lanzado bombas de racimo en zonas civiles de Yemen, e incluso publicó una fotografía: una CBU-58, fabricada en 1978 en una planta de Tennessee, Estados Unidos.
Sin embargo, el portavoz militar saudí, el general de brigada Ahmad al-Asiri, desmintió esa acusación en declaraciones recogidas por AFP.
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