“Por 11 días consecutivos, las fuerzas turcas y sus mercenarios en Ras al-Ain continúan cortando el agua en la ciudad de Al-Hasaka mientras controlan el funcionamiento de la estación de Aluk y atacan la red eléctrica que la alimenta”, ha informado este domingo el director del Establecimiento General de Agua de Al-Hasaka, Mahmoud Ukla, en una entrevista con a la agencia siria de noticias, SANA.
En este sentido, ha asegurado que esta institución, en colaboración con otras organizaciones, sigue abasteciendo de agua potable mediante el llenado de tanques de agua en calles y parques públicos.
La planta de Aluk está ubicada cerca de la frontera sirio-turca y es la principal fuente de abastecimiento de agua potable de la ciudad de Al-Hasaka y de las zonas residenciales circundantes, como Tal Tamer, así como de los campamentos de Al-Hol y Al-Arisha.
Diferentes organizaciones humanitarias sirias e internacionales han recordado en reiteradas ocasiones que el corte de agua a los civiles constituye un crimen de guerra y de lesa humanidad, según el derecho internacional, incluidos los convenios de Ginebra, que se aplican en tiempos de conflictos armados y buscan proteger a las personas que no participan en las hostilidades.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha advertido también que el corte del suministro de agua potable pone en peligro la vida de los sirios.
El Gobierno de Damasco reprocha a Ankara la invasión y medidas hostiles en las zonas septentrionales de Siria y ha exigido a las Naciones Unidas que condenen los crímenes de Turquía y tomen medidas inmediatas para garantizar el suministro de agua potable a los civiles sirios residentes de Al-Hasaka.
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