El viernes, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, afirmó que sus fuerzas habían abatido a 150 militares sirios y destruido 12 tanques, tres vehículos blindados y 14 obuses y dos camionetas de Siria durante su incursión en la provincia noroccidental de Idlib.
En reacción, la agencia oficial siria de noticias, SANA, ha desmentido este sábado dichas afirmaciones de Ankara y las ha calificado de “meras acusaciones”.
Turquía, ha proseguido, recurre a tales acusaciones para encubrir el fracaso que han sufrido sus aliados de la banda terrorista Hayat Tahrir Al-Sham (HTS), liderada por Frente Al-Nusra (autoproclamado Frente Fath Al-Sham), en la ciudad de Al-Nayrab, en el sur de Idilb, frente al Ejército sirio, apoyado por la Aviación rusa.
“Todo lo que los medios de comunicación turcos informan sobre la destrucción de tanques sirios o las bajas en las filas del Ejército sirio son solo afirmaciones alejadas de la realidad y destinadas a encubrir la derrota de los grupos terroristas en Al-Nayrab”, ha insistido SANA, citando a uno de sus corresponsales.
La provincia de Idlib, el último feudo de bandas armadas y facciones extremistas en Siria, ha sido en las últimas semanas escenario de una escalada de tensiones entre el Ejército sirio, apoyado por Rusia, y Turquía, que respalda a los grupos radicales.
Tanto Moscú como Damasco han aclarado en varias ocasiones que la operación siria en Idlib es una respuesta a las provocaciones de terroristas y su constante violación del referido pacto que establecía la creación de una zona desmilitarizada entre los extremistas y las fuerzas sirias en esa provincia.
Aunque las operaciones antiterroristas no caen bien a ciertos actores como Turquía, EE.UU. e Israel, las fuerzas sirias han logrado destacados avances y están ganando cada vez más terreno a las bandas extremistas en las zonas septentrionales del país árabe.
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