Durante esta investigación, publicada esta semana en la revista Nature Neuroscience, los científicos alimentaron a unos ratones con una dieta elevada en sal, similar a la que desarrollan muchas personas cotidianamente.
Después de unas semanas, observaron en estos animales los síntomas de una “profunda alteración en la regulación endotelial de la microcirculación cerebral” y reducción en el flujo sanguíneo cerebral.
“Una serie de indicios que nos sugerían que comenzaban a padecer demencia. Vimos que se producía una reducción del 30 % del flujo de sangre que va al cerebro y que las células de los vasos sanguíneos, que forman el tejido epitelial, eran incapaces de cumplir su función”, explica el el neurólogo Constantino Iadecola, el principal autor de este estudio
Una serie de indicios que nos sugerían que comenzaban a padecer demencia. Vimos que se producía una reducción del 30 % del flujo de sangre que va al cerebro y que las células de los vasos sanguíneos, que forman el tejido epitelial, eran incapaces de cumplir su función”, explica el el neurólogo Constantino Iadecola, el principal autor de este estudio.
Este estudio se suma a otro reciente, publicado en la revista Nature, que advierte sobre los efectos negativos de demasiado consumo de sal sobre la microbiota intestinal, el conjunto de trillones de microorganismos que habita sobre todo en nuestro colón y que se encarga de funciones clave para el organismo, como entrenar al sistema inmunitario.
myd/ktg/mnz/hnb