La tensión Rusia-Occidente ha vuelto a encender las alarmas. En un intento para apaciguar los ánimos y evitar que la situación conduzca a un conflicto armado, Moscú presentó en diciembre pasado, dos borradores de propuestas a EE.UU., que piden garantías de seguridad firmes para que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no se expanda hacia el este, y que no despliegue sistemas de armas ofensivos en países vecinos.
La portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, aseguró que Moscú y Washington volverán a discutir el tema en la ciudad suiza de Ginebra el próximo 10 de enero.
Según Zajárova, el vicecanciller ruso Serguéi Riabkov y la subsecretaria de Estado de EE.UU. liderarán las consultas. Igualmente ratificó que Moscú confirma una próxima reunión del Consejo Rusia-OTAN, el próximo 12 de enero.
La portavoz de la Cancillería rusa rechazó, en este sentido, que Moscú intente negociar sobre seguridad de la zona sin la Unión Europea (UE), y tachó de “inadmisibles” las críticas del bloque comunitario a la propuesta rusa sobre la entrega de garantías de seguridad.
Desde el Kremlin han aseverado, en varias ocasiones, que el acercamiento de los efectivos estadounidenses y de la OTAN a las fronteras rusas, su avance hacia el este y la militarización de Ucrania son consideradas por Moscú como amenazas serias ante las cuales deberá responder en caso de que no se establezcan compromisos de seguridad inmediatos.
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