En declaraciones a Channel One Russia, la portavoz de la Cancillería rusia, María Zajarova, ha reaccionado este miércoles a las afirmaciones del viceprimer ministro y ministro de Reintegración de los Territorios Ocupados Temporalmente de Ucrania, Oleksiy Reznikov, quien ha puesto énfasis en la necesidad del despliegue de las tropas y sistemas antimisiles estadounidense en su país.
Reznikov adujo que Kiev está preocupado por la supuesta intención de Rusia de desplegar armas nucleares en Crimea y subrayó que las leyes de Ucrania permiten el despliegue de las tropas y equipos militares extranjeros en el país europeo.
“Esto, me parece, es una prueba [...] de la política provocativa de Ucrania tanto en la región como con respecto a Rusia. Ésta es la prueba de las intenciones de Estados Unidos con respecto a la construcción de relaciones con la propia Ucrania cuando el factor ruso está en el centro de estas relaciones”, ha dicho Zajarova.
De hecho, ha proseguido, tales declaraciones son de interés para el Occidente, ya que conducen a la desestabilización de la situación en Ucrania; “un intento de jugar interminablemente la carta ucraniana en el contexto de Rusia se ha convertido en el núcleo de la política occidental en la región”, ha agregado.
Conforme ha subrayado la diplomática rusa, la política provocadora de Kiev perjudica sobre todo a sus propios ciudadanos “ya que necesitan estabilidad”. Al mismo tiempo, ha concluido que esta “no es la última declaración provocativa” por parte del actual Gobierno ucraniano.
¿Cómo inició la tensión Ucrania-Rusia?
En 2014, se oscurecieron las relaciones entre Kiev y Moscú por la anexión de la estratégica península de Crimea a Rusia, como fruto de un referéndum en el que más del 96 % de sus habitantes votó a favor de adherirse a la Federación Rusa.
Desde entonces, Rusia y Ucrania, apoyada por el Occidente, siguen sin poder superar las brechas que surgieron a raíz de esta coyuntura, que condujo a Kiev a involucrarse en una campaña bélica contra los grupos soberanistas de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, en el este del territorio ucraniano, justamente al lado de las fronteras rusas.
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