El Centro Nacional de Gestión de Defensa de Rusia ha informado este lunes que un caza Su-27 de la Flota del Báltico se vio obligado a despegar de su base para interceptar un avión espía de EE.UU. que se aproximaba a las fronteras rusas. La tripulación del caza ruso “identificó el objetivo como un avión de reconocimiento estratégico RC-135 de la Fuerza Aérea estadounidense”, ha señalado el centro.
El caza ruso ha regresado al aeródromo después de que el avión de reconocimiento estadounidense se haya distanciado de las fronteras rusas. “Todo el vuelo del caza ruso se realizó de conformidad con las normas internacionales”, ha enfatizado.
Además, el Ministerio de Defensa de Rusia ha reportado otra operación de interceptación suscitada a la misma hora, pero sobre las aguas neutrales del mar Negro, la cual involucró a tres aviones de reconocimiento de EE.UU. y el Reino Unido.
La Defensa rusa identificó dos aviones militares estadounidenses —un RC-135 y un Poseidón R-8A—, así como un avión de vigilancia aérea y terrestre Sentinel R1 de la Real Fuerza Aérea británica (RAF, por sus siglas en inglés), tras acercarse a una distancia segura. Mientras tanto, la frontera estatal de la Federación de Rusia no fue violada, según la citada Cartera.
Últimamente, se han registrado varios vuelos de espionaje de algunos países occidentales, encabezados por EE.UU., cerca de las fronteras de Rusia, sobre todo a medida que Washington y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) han incrementado su presencia militar en el este de Europa, cerca de las fronteras rusas.
Moscú considera una amenaza directa a su seguridad nacional las actividades de EE.UU. y sus aliados occidentales junto a sus fronteras. Por ello, ha establecido recientemente estaciones de radar, capaces de detectar objetivos de ataque a una distancia de 3000 kilómetros y de interceptar cazas sigilosos, entre otras ventajas.
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