Vladímir Putin ha indicado este martes que Estados Unidos abandonó este año aproposito el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés) de 1987, lo que le da nuevas razones para que Rusia esté más vigilante.
“Por lo tanto, tenemos que monitorear el posible despliegue de misiles estadounidenses de esta clase en varias partes del mundo, en primer lugar en Europa y Asia-Pacífico”, ha subrayado el mandatario ruso en la junta anual ampliada del Ministerio de Defensa de Rusia.
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Rusia mientras se mantiene atenta a estos desarrollos, ha proseguido, también debe “analizar las posibles amenazas militares y determinar las medidas para el uso y el mejoramiento de las Fuerzas Armadas”.
Putin ha insistido en la importancia de elevar aún más la capacidad de defensa de Rusia “contra cualquier potencial amenaza militar” y se ha comprometido a continuar “trabajando de acuerdo con el plan para crear otros sistemas de misiles prometedores capaces de garantizar la disuasión de la agresión contra Rusia y nuestros aliados”.
Respecto a la calidad de las armas rusas, el presidente ruso ha subrayado que los equipos militares tienen que ser los mejores del mundo “si queremos ganar” en una posible guerra ante los rivales.
Mientras tanto, Putin ha expresado la disposición de Moscú para trabajar en nuevos acuerdos de control de armas, pero ha dejado claro que su país continuará reforzando sus propias capacidades nucleares hasta que tales conversaciones se inicien formalmente.
En el mismo evento, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, ha advertido que el Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono) está aumentando sus capacidades de ataque después de retirarse del INF de manera que pronto podrá atacar con bombas nucleares.
En este sentido, ha agregado que si Washington se propone a realizar tal ataque nuclear lo podría poner en marcha en tan solo 24 horas, reduciendo el tiempo de preparación de los diez días anteriores que hacían falta hasta antes de su salida del pacto.
Además, ha denunciado la construcción de radares de alerta temprana de Estados Unidos en los países bálticos—los cuales son capaces de escanear el espacio aéreo ruso dentro de los 450 km— y las actividades bélicas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), liderada por Washington, en realizar “hasta cuarenta simulacros a gran escala explícitamente antirusos”.
Estas alertas se producen en concreto después de que EE.UU. lanzara el 12 de diciembre el segundo misil prohibido por el tratado INF, del que se retiró en agosto. El primero fue con un misil de crucero, también desde California, el pasado 19 de agosto.
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El tratado INF, firmado en 1987 entre la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y EE.UU., prohibía los misiles balísticos y de crucero con base en tierra con un alcance de entre 500 y 5500 kilómetros, tanto nucleares como convencionales.
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