“El ‘reflejo de sanciones’ o la preocupación excesiva sobre las sanciones que va en detrimento de la diplomacia y es tan típico de EE.UU., lamentablemente, está pavimentando su camino en la UE”, dijo Lavrov durante una reunión con su homólogo italiano, Paolo Gentiloni, celebrada el viernes.
El ministro ruso afirma que Washington ha sufrido el reflejo de sanciones por largo tiempo, por lo que, a su juicio, EE.UU. debe estar cansado de la diplomacia clásica o ha perdido su poderío en este sector para preferir utilizar las sanciones como herramientas que impulsen sus intereses.
El ‘reflejo de sanciones’ o la preocupación excesiva sobre las sanciones que va en detrimento de la diplomacia y es tan típico de EE.UU., lamentablemente, está pavimentando su camino en la UE", ha dicho el canciller ruso, Serguei Lavrov.
A continuación, Lavrov criticó las afirmaciones de la jefa de la Diplomacia europea, Federica Mogherini, que había pedido a todos los países del mundo unirse a las sanciones contra Rusia.
“Nos llamó la atención esta cuestión. No vamos a participar en estas discusiones, pero la dirección de la evolución de la política exterior colectiva de la UE está agudizando la situación”, señaló Lavrov.
Hizo hincapié en que esa dirección no es constructiva ni refleja la opinión de la mayaría de los países miembros del bloque y agregó que si la minoría rusófoba sigue prevaleciendo en Bruselas, lo único que le queda a Moscú es expresar su pesar.
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— HispanTV (@Hispantv) March 3, 2016
Por su parte, Gentiloni resaltó que Italia no apoya la prolongación automática de las sanciones occidentales contra Rusia. “No podemos imaginar que eso se convierta en un trámite burocrático que se prolongue automáticamente”, sostuvo.
Las relaciones de Rusia con Occidente se han deteriorado en gran medida, aparentemente, por la crisis de Ucrania.
EE.UU. y sus aliados europeos han impuesto varias rondas de sanciones unilaterales contra el Kremlin, bajo el pretexto de que apoya a los combatientes independentistas en el este de Ucrania (en las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk).
Desde abril de 2014, los enfrentamientos en las provincias rusoparlantes del este de Ucrania han dejado cerca de 8000 muertos, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Además, alrededor de 1,6 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y gran parte de la zona ha quedado derruida.
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