Los ciudadanos de Roma, capital de Italia, lo han tenido especialmente complicado para moverse por la ciudad. Una huelga de cuatro horas, la primera convocada por el sindicato Cambiamenti, ha cerrado las líneas de metro de la ciudad.
La huelga provocó grandes retrasos de autobuses y tranvías y largas filas de espera. Un retraso de una hora y media en la reanudación del servicio en la línea A causó problemas adicionales.
Los motivos de la protesta se hallan en las condiciones del acuerdo firmado el pasado 17 de julio entre los tres principales sindicatos (Cgil, Cisl y Uil) y la Junta del exalcalde Ignazio Marino después de un largo periodo de protestas. Con este, se redefinieron los horarios laborales, en línea con otras ciudades del país, y se fijaron retribuciones ligadas a la productividad.
Según la organización sindical Cambiamenti, la huelga ha tenido una adhesión media del 35 por ciento. Un “éxito”, dicen, considerando que cuentan solo con el 2,5 por ciento de inscritos.
La presidenta de Cambiamenti, Micaela Quintavalle, dice que sería necesario encontrar el consenso de todos los trabajadores para convocar una huelga general de 24 horas y evitar estas protestas continuadas, porque denuncia, hay muchas cosas que no funcionan.
Un día difícil para moverse por la capital italiana. A la huelga se ha sumado la ordenanza municipal que prohibía en esta jornada a los coches de matrícula impar circular por el centro; medida que se ha tomado por los altos niveles de contaminación en la ciudad.
Belén Alarcón, Roma.
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