A los turcos les preocupa que en las elecciones generales anticipadas del próximo uno de noviembre se pueda hacer trampa.
El motivo de tanta preocupación es el interés manifiesto del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en que el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco) obtenga en los nuevos comicios la mayoría absoluta que las urnas no le concedieron en las generales del 7 de junio pasado.
Turquía vive días de alta tensión por los atentados de los integrantes del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo), respondidos por el Estado turco con extensivas operaciones armadas y arrestos. Se ha declarado toque de queda en numerosos lugares del sureste del país, la región de mayoría kurda, que incluye la prohibición de salir a la calle.
Durante las últimas elecciones generales varias organizaciones voluntarias trabajaron a pie de urna para contar voto a voto y evitar así cualquier tipo de fraude electoral. Para estas nuevas elecciones estas mismas organizaciones se preparan para hacerlo mismo en un entorno todavía más difícil.
Aunque suele considerar que las elecciones en Turquía siguen cauces democráticos, la Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa (OSCE, por sus siglas en inglés) ha manifestado en el pasado preocupación por el excesivo poder de influencia del presidente Erdogan, cuyo cargo es neutral. Por eso sus observadores internacionales volverán a presenciar las elecciones del uno de noviembre.
Lluís Miquel Hurtado, Estambul.
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