El representante permanente de Irán ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), Amir Said Iravani, presentó un balance actualizado de los daños materiales y humanos sufridos por el país durante la reciente agresión israelí-estadounidense al territorio iraní en cartas separadas remitidas el jueves a la ONU y al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU).
El diplomático persa denunció el “amplio apoyo militar, político y de inteligencia de Estados Unidos y algunos países occidentales” a los “ataques indiscriminados e ilegales” de Israel contra zonas residenciales, infraestructuras civiles y las instalaciones nucleares pacíficas de Irán, agregando que la agresión dejó “1100 muertos, entre ellos 132 mujeres y 45 niños, y más de 5700 heridos”.
Dijo que estos “crímenes atroces”, a los que se sumaron Estados Unidos, “constituyen violaciones graves de la Carta de la ONU, del derecho internacional, del derecho internacional humanitario —incluidos los Convenios de Ginebra— y de los instrumentos internacionales de derechos humanos, como la Declaración Universal de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos”.
Iravani dejó claro que los bombardeos sistemáticos y deliberados de “zonas residenciales, hospitales, centros médicos, ambulancias, civiles, infraestructuras energéticas, científicos e instalaciones nucleares pacíficas bajo salvaguardias de la Agencia Internacional de Energía Atómica constituyen una clara violación del derecho internacional y representan crímenes de guerra, crímenes de agresión y crímenes de lesa humanidad”.
Por tanto, el embajador de Irán pidió a la ONU y al CSNU que tomen medidas urgentes para “proteger el derecho internacional y poner fin a la impunidad de los responsables de tales atrocidades”.
El 13 de junio, Israel lanzó una agresión sin motivo alguno contra Irán, en flagrante violación del derecho internacional, la Carta de las Naciones Unidas y el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). La ofensiva apuntó objetivos selectivos e indiscriminados, por lo que fueron martirizados numerosos comandantes militares de alto rango, científicos nucleares y civiles inocentes.
Casi una semana después, Estados Unidos se sumó al conflicto, bombardeando tres instalaciones nucleares iraníes, en un supuesto intento de impedir el desarrollo del programa nuclear pacífico iraní.
En respuesta, las Fuerzas Armadas iraníes atacaron con cientos de misiles y drones sitios estratégicos en los territorios ocupados en el marco de la operación ‘Verdadera Promesa III’, así como la base aérea de Al-Udeid en Catar, la mayor base militar estadounidense en Asia Occidental.
El 24 de junio, Irán, mediante sus exitosas operaciones de represalia contra el régimen israelí y Estados Unidos, logró detener el asalto ilegal, imponiendo un alto el fuego a los agresores.
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