“El enemigo pensó que podría perseguir sus deseos en las universidades, sin saber que nuestros estudiantes y profesores están atentos y no dejarán que los falsos sueños del adversario se hagan realidad”, ha destacado este sábado Seyed Ebrahim Raisi en un discurso ante una multitud de estudiantes de la universidad de Al-Zahra en Teherán, la capital.
El mandatario ha hecho referencia a los disturbios ocurridos recientemente en muchas ciudades del país durante las protestas por la muerte de la joven iraní Mahsa Amini, el pasado 16 de septiembre.
En los actos de caos y vandalismo, que se extendieron luego a varias universidades, se ven huellas de varios servicios de espionaje extranjeros. Las autoridades iraníes denuncian además una amplia campaña mediática occidental que instiga a actos de violencia callejera, incluidos ataques a las fuerzas de seguridad y daños a la propiedad pública y privada, etc.
En su discurso, con motivo del inicio del año académico, el jefe del Gobierno iraní ha asegurado además que los estudiantes iraníes “derrotarán al enemigo en el campo de la ciencia y el conocimiento, así como en otros campos”.
Ha dicho que la República Islámica, pese a sufrir duras sanciones, ha conseguido avances considerables en muchos sectores, incluidos científico e industrial, y continuará este camino con toda fuerza.
Irán nunca jamás aceptará exigencias excesivas en negociaciones
Raisi ha aprovechado además el discurso para aclarar la postura de Irán en las negociaciones de Viena (Suiza), destinadas a revivir el acuerdo nuclear de 2015. En esta línea, ha asegurado que Teherán nunca abandonará la mesa del diálogo, pero tampoco aceptará exigencias excesivas de la parte occidental.
Desde abril de 2021, Irán mantiene diálogos con Alemania, Francia, el Reino Unido, Rusia, China y, de forma indirecta, con EE.UU., sobre la restauración del acuerdo nuclear, que quedó en vilo tras la salida unilateral de Washington en mayo de 2018 y la reimposición de los embargos unilaterales estadounidenses al país persa.
Según denuncia Irán, la indecisión de Washington y las presiones del lobby israelí, acérrimo opositor al acuerdo nuclear, han provocado múltiples interrupciones en las conversaciones y han imposibilitado el alcance de un pacto final.
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