El 3 de julio de 1988, un avión de pasajeros iraní con 290 pasajeros a bordo, entre ellos 66 niños, fue derribado por misiles lanzados por el crucero lanzamisiles USS Vincennes de la Armada de los EE.UU. que se hallaba en el Golfo Pérsico.
Según reveló el miércoles el portal Declassified UK, el Ministerio británico de Relaciones Exteriores también desarrolló una “línea a seguir” que era consistente con el apoyo público de ex primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher, a Estados Unidos.
De hecho, tras el derribo del avión de pasajeros iraní por parte de EE.UU., Charles Powell, secretario privado y asesor en asuntos exteriores y defensa de Thatcher, “había llamado inmediatamente desde Downing Street para preguntar qué querían los estadounidenses que dijera el Gobierno británico”.
El Reino Unido ofreció así un apoyo inmediato a Washington, a pesar de que el país norteamericano había matado a decenas de civiles, la mayoría de los cuales eran ciudadanos iraníes.
A su vez, el general estadounidense Colin Powell, quien se desempeñaba como asesor de seguridad nacional del Gobierno de Ronald Reagan entre 1987 y 1989, “habló con franqueza” sobre el tema en una reunión con el secretario de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Robin Cook, el 2 de marzo de 2000. El funcionario estadounidense dijo que “Estados Unidos no podía contar con ningún otro gobierno que se comportara así”.
En realidad, después de que se derribó el avión de pasajero, Washington afirmó que la Marina de EE.UU. había actuado en defensa propia, pero esto no era cierto. El avión no se había movido, como afirmó el Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono), “fuera de la ruta aérea comercial prescrita”, ni había estado “descendiendo” hacia el USS Vincennes a “alta velocidad”.
Entretanto, “solo el Reino Unido incluyó una referencia al derecho [de EE.UU.] a la autodefensa, lo que atrajo críticas de Irán y otros países”, se lee en un memorando interno escrito en julio de 1988, explica Declassified UK.
Es menester mencionar que Washington nunca ha pedido disculpas por lo sucedido en 1988 y en lugar de castigar a los responsables del ataque, condecoró con una medalla de honor al comandante de la flota, el general William Rogers.
La tragedia es, sin duda, una de las muchas razones por las que los iraníes no creen en la máscara de defensor de los derechos humanos que se ha puesto EE.UU.
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