“El objetivo de los enemigos era que les extendiéramos la mano. Sin embargo, no confiamos en ellos y no podemos someter la salud de nuestra sociedad a esos enemigos, que han utilizado armas biológicas contra nuestro pueblo”, subrayó el lunes el comandante en jefe del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el general de división Hosein Salami.
Hablando en una reunión realizada en la provincia central de Isfahán para abordar la situación sanitaria en Irán, el general Salami señaló que el país persa ha tomado medidas para importar dosis de la vacuna contra el coronavirus de países confiables, mientras que sigue haciendo todo lo posible para producir inmunizantes nacionales.
En otras declaraciones ofrecidas el domingo en la provincia suroriental de Kerman, el comandante del CGRI hizo hincapié en que Irán es diferente de los demás países, porque está lidiando con la enfermedad mortal, a la vez que está bajo el yugo de las sanciones de EE.UU.
“Nuestro país es diferente de todos los demás países del mundo, porque mientras enfrentamos esta misteriosa y compleja enfermedad global (...) al mismo tiempo enfrentamos las sanciones globales más severas e intensas. No podemos usar el dinero de esta nación, que ha sido congelado en los bancos de otros países por Estados Unidos, para comprar medicamentos, vacunas y [otros] artículos farmacéuticos y médicos”, comentó.
El Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, afirmó el 11 de agosto que los proveedores extranjeros de vacunas antiCOVID-19 inicialmente incumplieron sus promesas y rechazaron las ventas a Irán, pero después se decantaron por suministrarlas, una vez que vieron cómo el país logró producir sus propios inmunizantes.
“Afortunadamente, la producción de vacunas dentro del país también allanó el camino para la importación de inyecciones extranjeras, mientras que antes de eso, los proveedores extranjeros incumplirían sus promesas, a pesar de haber recibido los pagos”, recalcó.
Irán ha estado luchando contra uno de los brotes de COVID-19 más mortíferos del mundo, y las duras sanciones unilaterales impuestas por Estados Unidos obstaculizaron significativamente los esfuerzos del país para contener la propagación del virus.
Las sanciones fueron impuestas por la Administración del expresidente de Estados Unidos Donald Trump, bajo una campaña de “máxima presión”, y han sido mantenidas por el actual Gobierno norteamericano que se ha negado a aliviar el sufrimiento de los iraníes.
Las autoridades de Irán han descrito las sanciones como “terrorismo económico” y “terrorismo médico” por su impacto mortal en la gente común.
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