Solo por nombrar algunos, persas, azeríes, luros, kurdos, árabes, baluchis y turcomanos son etnias de las que hoy conforman Irán.
Los adversarios de Irán han intentado durante mucho tiempo envalentonar las diferencias culturas con la esperanza de incitar al odio y promover los conflictos armados y la guerra civil.
Después de la Revolución Islámica, Arabia Saudí comenzó a apoyar a los grupos separatistas árabes enviando dinero y otras ayudas para promover un levantamiento en la región de Juzestán, en Irán. Grupos, como el Movimiento de Lucha Árabe por la Liberación de Ahvaz llevaron a cabo muchas operaciones terroristas e hicieron volar por los aires bancos y edificios públicos, además de gasoductos. Los líderes de estos grupos suelen residir en Europa. Su último ataque mató a 24 personas en un desfile del Ejército en Ahvaz, en septiembre de 2018.
En el este de Irán, el llamado Yeish al-Adl, es otro grupo separatista que ha librado ataques terroristas contra ciudadanos corrientes y personal del Gobierno. Se descubrió que EE.UU. y Arabia Saudí eran los principales partidarios del grupo una vez que su líder, Abdulmalik Rigui, fue arrestado.
La mayoría de las intentonas terroristas fracasan antes de ser perpetradas porque son abortadas por las fuerzas vigilantes de la Inteligencia de Irán. La Inteligencia de Irán ha frustrado todos los intentos de los petrodólares saudíes y de la logística de los EE.UU. para promover un conflicto étnico-cultural, así como una guerra civil. Uno solo puede preguntarse las respuestas de los medios de comunicación occidentales, aún solo intento de este tipo en Arabia Saudí por parte de Irán.
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