Más de un centenar de desplazados se concentran en la ciudad cisjordana de Tulkarem para manifestar su rechazo a las recientes demoliciones de viviendas. Los manifestantes exigen un reclamo contundente: el cese inmediato de la destrucción de sus hogares por parte de Israel.
Los manifestantes también piden el respaldo de las autoridades palestinas y de la UNRWA, que históricamente ha brindado servicios esenciales como salud y educación a los desplazados.
Entre las pancartas que alzaron mujeres y niños en Tulkarem, se podían leer mensajes que exigían el fin de las demoliciones y la implementación de subsidios para la vivienda, en apoyo a las familias afectadas.
Mientras tanto, en una nueva escalada de hostilidades, las fuerzas israelíes derribaron siete viviendas en la localidad de Shuqba, al oeste de Ramalá, y anunciaron la intención de destruir otras 104 estructuras en la fase final de una operación que comenzó en enero, durante la tregua en Gaza.
De acuerdo con datos oficiales, en el primer semestre de este año el régimen israelí demolió un total de 588 edificaciones palestinas, afectando directamente a 843 personas, entre ellas 411 niños.
Estas cifras, evidencian, más allá de las palabras, la política sistemática del régimen israelí para desplazar a la población palestina y quitarla de sus territorios.
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