En un comunicado emitido el domingo, Adnan Qeys instó a los Estados árabes y amigos de todo el mundo a que presionen a Brasil para que cese el plan de reubicación de su embajada en Al-Quds (Jerusalén).
El gobernador recalcó que Al-Quds es la capital eterna del Estado de Palestina pese a los intentos del régimen israelí para cambiar el estatuto de esta ciudad.
Además, aseveró que el llamado ‘acuerdo del siglo’, impulsado por la Administración estadounidense, presidida por Donald Trump, para declarar esta ciudad como la capital de Israel no pasó y no pasará, y fracasará como fracasaron muchos esquemas sionistas anteriores, que pretenden liquidar la causa palestina.
Por su parte, el embajador palestino en Egipto, Diab al-Louh, confirmó la existencia de contactos con los países árabes para formar una delegación de ministros de relaciones exteriores árabes y enviarlo a Brasil con el fin de “abortar la transferencia de la embajada” brasileña a Al-Quds.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que se reunió el viernes con el presidente electo de Brasil en la ciudad brasileña de Río de Janeiro, aseguró el domingo que Jair Bolsonaro le anunció que el traslado de la embajada brasileña es “cuestión de tiempo”.
Bolsonaro —un aliado ideológico de Netanyahu, que asume la Presidencia de Brasil el 1 de enero— y algunos de sus asesores han manifestado, en repetidas ocasiones, que trasladarán la legación brasileña a Al-Quds siguiendo así el paso de EE.UU., pero desde su elección se ha visto presionado para abandonar dicho plan.
Tras la decisión del presidente de EE.UU. para mudar la embajada de su país a esta ciudad, Israel ha estado trabajando para alentar a otras naciones a seguir su ejemplo, en oposición a las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que consideran “ilegal” cualquier imposición de la ley o jurisdicción israelí sobre la ciudad de Al-Quds.
La Liga Árabe (LA) le dijo recientemente a Bolsonaro que el trasladar la embajada a Al-Quds perjudicaría las relaciones de Brasil con los países árabes, además de que “reduciría drásticamente las oportunidades de lograr una paz (entre los palestinos y los israelíes) de gran alcance”.
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