Por: Ivan Kesic
El general de brigada Amir Ali Hayizade, comandante que lideró la Fuerza Aeroespacial del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) durante 16 años y transformó a Irán en una potencia global de misiles y drones, fue martirizado en un ataque terrorista israelí en el primer día de su fallida agresión.
Desde octubre de 2009 hasta su martirio el 13 de junio de 2025, el general Hayizade comandó la división aeroespacial del CGRI, donde jugó un papel crucial en la configuración de los programas de misiles balísticos y drones de Irán, elevándolos a los pilares estratégicos de la defensa nacional.
Un firme defensor de la autosuficiencia, la innovación y la profundidad estratégica, el general Hayizade supervisó el desarrollo de sistemas avanzados de misiles, incluidos los de precisión y misiles balísticos con alcances de hasta 2000 kilómetros, diseñados para disuadir a los adversarios, especialmente al régimen israelí.
Las cámaras CCT en el venerado santuario de Hazrat Masume (la paz sea con ella) en la ciudad iraní central de Qom captaron sus últimos momentos: acompañado de algunos guardaespaldas, realizó su peregrinación de manera tranquila, caminó por los terrenos sagrados, se tomó selfies con admiradores y luego partió hacia la capital, Teherán.
Horas después, el 13 de junio, un ataque israelí contra la sede del CGRI le arrebató la vida, junto a varios otros altos oficiales militares.
De soldado a comandante
Nacido en Teherán en 1962, Hayizade provenía de una familia originaria de Jorramdasht, en la provincia de Qazvin, o de Amirkola, en Mazandarán, según distintas fuentes.
Se unió al CGRI a los 19 años, tras la Revolución Islámica. Su primer despliegue fue en la provincia de Ilam, en el este, donde participó en intensos enfrentamientos con grupos separatistas.
Tras el estallido de la guerra impuesta en 1980, fue enviado a la provincia de Juzestán, donde participó en operaciones militares complejas en Susangerd, Jorramshahr y Hoveyze.
En 1984, cuando el CGRI decidió establecer un comando de misiles, 13 miembros de la unidad de artillería bajo el general Hasan Tehrani Moqadam partieron hacia Siria para recibir entrenamiento.
Durante su ausencia de tres meses, el general Hayizade, entonces oficial de la unidad de artillería, lanzó la fase operativa de la brigada de misiles Hadid. Más tarde participó en la Operación Valfayr 8 (1986), seguida de Karbala 4 y 5.
Posteriormente, comandó las unidades de misiles del CGRI y fue encargado del comando de operaciones de misiles. En la década de 1990, fue designado comandante de la división de ingeniería de combate de la Fuerza Aérea del CGRI.
Durante esta era, Irán comenzó a construir sus ciudades subterráneas de misiles, experiencia que más tarde se aplicó en la construcción del Metro de Teherán, una de las redes ferroviarias más extensas de la región.

Comienzos desde cero
En una entrevista de 2021, el general Hayizade recordó que el Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, había instado al CGRI a lograr autosuficiencia en el desarrollo de armas.
Al principio, no tenían una dirección clara. Mientras que las potencias militares occidentales y orientales se enfocaban en la aviación, Hayizade se dio cuenta de que Irán quedaría rezagado por dos generaciones si optaba por el desarrollo de aviones de combate. Por lo tanto, el enfoque se centró en los misiles balísticos, considerados más viables y capaces de amenazar las bases enemigas lejanas.
En los primeros días del programa de misiles Shahab, la precisión era secundaria. El error circular probable (CEP) era de varios cientos de metros o incluso kilómetros. Los primeros misiles balísticos de Irán, los Scud soviéticos, fueron adquiridos en 1984, y dos fueron reservados para investigación e ingeniería inversa.
Aunque algunos miembros del CGRI lo consideraron un despilfarro, el ayatolá Jamenei insistió en la autosuficiencia. Años después, las primeras fábricas nacionales de misiles de Irán surgieron de esta visión.
El colapso de la Unión Soviética proporcionó una ventaja inesperada. Los misiles balísticos que anteriormente se compraban a Corea del Norte por 2,5 millones de dólares cada uno, ahora podían adquirirse por 500 000 dólares, con vehículos de lanzamiento por solo 100 000 dólares.
“En el complejo de misiles, no solo nadie se oponía a esta compra, sino que todos decían que deberíamos ir y comprarlo inmediatamente”, recordó el general Hayizade. “Sin embargo, solo una persona se opuso, y esa fue el Líder de la Revolución Islámica”.
El Líder advirtió sobre la dependencia excesiva de armas extranjeras, argumentando que sofocara la innovación nacional. El general Hayizade acreditó acertadamente esta restricción como clave para el rápido progreso militar de Irán.
Destacó que esta decisión resultó crucial a largo plazo para continuar el desarrollo temprano de los misiles balísticos y lograr avances rápidos en la mejora de nuevos modelos.
En 2003, bajo el mando del general de brigada Ahmad Kazemi como jefe de la Fuerza Aeroespacial del CGRI, el general Hayizade fue nombrado al Mando de Defensa Aérea.
En ese momento, Irán no poseía sistemas nacionales de defensa aérea y, en respuesta a las amenazas estadounidenses, Rusia ofreció misiles Buk de superficie a aire a Irán.
Una vez más, el Líder de la Revolución Islámica y el general Hayizade insistieron en desarrollar sistemas nacionales, y en los años siguientes se introdujeron el Raad, Tabas y el 3 de Jordad.
Explicó el impacto de las sanciones en el fortalecimiento de la defensa aérea de la siguiente manera: “Las sanciones nos han traído muchas bendiciones. Si tenemos los ojos puestos en el equipo extranjero, siempre estaremos en necesidad. En el caso del coronavirus, vimos cuán desinteresada es nuestra comunidad médica y cuán grande es nuestra nación”.
“Aprovechamos al máximo las oportunidades que nos brindaron las sanciones. Hoy, estamos en una posición muy alta en el mundo en el campo de las aeronaves no tripuladas, los misiles, la defensa aérea, y, si Dios quiere, alcanzaremos una posición elevada también en el campo del espacio”, agregó.

Comandante de la Fuerza Aeroespacial del CGRI
En 2009, el general Hayizade sucedió al general Hosein Salami como comandante de la Fuerza Aeroespacial del CGRI, un ascenso importante en reconocimiento a su monumental trabajo.
En su primer año, criticó las políticas estadounidenses con palabras fuertes: “Tienen dos objetivos principales; primero, vender sus productos militares y sacar sus fábricas de la recesión. En otras palabras, necesitan dinero de los países árabes. A veces inician una guerra, y otras veces sacan a la luz los problemas bilaterales”.
“A veces inician la iranofobia cuando ven que no tienen un tema de guerra en la región, y por supuesto, su truco es efectivo, y los países de la región inmediatamente van y firman contratos militares pesados con ellos”, añadió.
También afirmó que los enemigos en el pasado buscaban atacar a la República Islámica cuando las condiciones lo permitieran. Esa posibilidad, aseguró, ya se había descartado, pero aún no se rendían.
“Hasta el día en que haya unidad dentro del país, el querido pueblo trabajará y obedecerá al Líder Supremo, tengan la certeza de que ningún poder ni sanción puede vencernos”, dijo el general.
Ese mismo año, Irán lanzó el satélite Omid mediante el cohete Safir, señalando su entrada en el club espacial, logro alcanzado mediante los avances de doble uso de los misiles balísticos.
El general Hayizade creía que Irán debía invertir en tecnología espacial autóctona porque estaba siendo golpeado por sanciones, y esa tecnología era extremadamente necesaria para fines militares y civiles.
Durante sus dieciséis años al mando de la división aeroespacial del CGRI, el general Hayizade fue una figura clave en la planificación y ejecución de importantes operaciones de misiles en Irak, Siria, Palestina ocupada y el Golfo Pérsico.
Durante la guerra en Siria, le preguntó al martirizado alto comandante de la lucha contra el terrorismo, general Qasem Soleimani, por qué no se usaban más misiles. El general Soleimani respondió: “Tus misiles tienen un alcance largo y no nos sirven. Necesitamos misiles con un alcance de 10 kilómetros”.
Después de seis meses de trabajo y esfuerzo, y en cooperación con el Ministerio de Defensa, la Fuerza Aeroespacial del CGRI construyó misiles con un alcance de 23 km, que se usaron eficazmente en las etapas finales de la guerra.

Sus drones bombarderos, utilizando bombas inteligentes, realizaron 700 operaciones de combate contra Daesh en el campo de batalla sirio, siendo usados para destruir tanques, vehículos blindados, vehículos suicidas y bunkers de cañones de 23 mm, lo que cambió el balance del campo de batalla a favor del frente de la Resistencia.
En 2017, Hayizade supervisó los ataques de misiles retaliatorios contra objetivos de Daesh en respuesta a un ataque terrorista en el Parlamento de Irán y el mausoleo del Imam Jomeini, mostrando las capacidades de Irán.
Dos años después, fue responsable de la derribada de un dron Global Hawk de Estados Unidos por parte del CGRI, una demostración significativa de las capacidades autóctonas de defensa aérea de Irán.
Un año más tarde, dirigió el ataque con misiles balísticos a la base aérea de Ain al-Asad en Irak, tras el asesinato del general Soleimani por órdenes directas del presidente estadounidense Donald Trump.
En 2024, el general Hayizade lideró las operaciones Verdadera Promesa 1 y 2, masivas operaciones de misiles y drones contra el régimen israelí en respuesta a la agresión del régimen contra el consulado sirio y los asesinatos de altos comandantes de la Resistencia.
Por esta hazaña, recibió la Orden de Fath del ayatolá Jomeini, la más alta distinción militar.
A finales de 2023, Hayizade habló con orgullo sobre el papel de Irán en el fortalecimiento de la Resistencia de Gaza: “Hasta hace no mucho, su único medio de defensa eran las piedras. Hoy, se defienden con cohetes y capacidades avanzadas”.
En la cima del mundo
Bajo el mando del general Hayizade en las fuerzas aeroespaciales del CGRI, el arsenal balístico de Irán ha cambiado de forma radical, pasando de los rudimentarios misiles de la familia Shahab a finales de la década de 2000, a los misiles hipersónicos Fattah en la década de 2020.
Al mismo tiempo, prácticamente todos los sistemas modernos nacionales de radares y defensa aérea de Irán, así como flotas de drones avanzados y municiones merodeadoras, fueron desarrollados durante este período.
Al principio de su mandato, Irán comenzó a cambiar de los misiles de combustible líquido Shahab a misiles de combustible sólido como el Seyyil, que representaron un salto importante en la velocidad de preparación para el lanzamiento.
Misiles balísticos de medio alcance como el Qadr-110, Fayr-3, Ashura y Seyyil, introducidos en la segunda mitad de la década de 2000, trajeron mejoras significativas en la propulsión de propelentes, tiempos de preparación más cortos y precisión, aunque seguían siendo sistemas grandes y costosos.
Las deficiencias de los enormes misiles balísticos de medio alcance se compensaron durante la década de 2010, cuando nuevas variantes basadas en el Fateh-110, un misil de corto alcance y combustible sólido con un alcance inicial de solo 200 a 300 km, entraron en servicio operativo.

Con el desarrollo de motores de cohetes y tecnología relacionada, estas nuevas variantes basadas en el Fateh-110 aumentaron su alcance con el tiempo: Fateh-313 hasta 500 km, Zolfaqar hasta 700 km, Dezful hasta 1.000 km, y finalmente Jeybar Shekan hasta 1450 km.
Los misiles más nuevos y pequeños también son más móviles para el transporte, más rápidos y sencillos de lanzar, más maniobrables y más difíciles de derribar por los sistemas de defensa aérea enemigos, con alta precisión.
Además, son más fáciles de producir a gran escala y pueden ensamblarse en grandes cantidades, como ya ha confirmado Irán al mostrar imágenes de un vasto arsenal de misiles en bases subterráneas dispersas por todo el país.
En 2015, se dio a conocer por primera vez la ciudad subterránea de misiles de Irán, con la presencia del general Hayizade, y solo la Radiodifusión de la República Islámica de Irán (IRIB) tuvo permitido asistir.
“Todos los países a nuestro alrededor son inseguros, y nuestro país está en la cúspide de la estabilidad. Este es el resultado de los esfuerzos constantes de las fuerzas armadas, el CGRI, el Basich (Fuerza de Resistencia Popular de Irán), el Ejército y la Policía”, dijo en ese momento con orgullo.
Añadió que el pueblo iraní debe tener confianza en esto, señalando que pocas ciudades y provincias en el país no tienen al menos una base de misiles.
“Lo que ven es como un iceberg flotando en el agua, algo de lo cual está por encima del agua... Los misiles de diversos alcances están montados en lanzadores en todas las bases, listos para ser lanzados, y sus manos están en el gatillo. Nuestro CGRI está en su punto máximo de preparación, y solo estamos esperando la orden del Imam Jamenei”, afirmó el general Hayizade.
En 2024, agregó que las ciudades de misiles de Irán están a 500 metros bajo tierra, por lo que incluso si son detectadas por los enemigos, no podrán enfrentarlas.
El arsenal de misiles balísticos de Irán es citado a menudo como “el más grande de Asia Occidental”, aunque cuantitativamente es el más grande del mundo, si se tienen en cuenta los misiles balísticos de corto (SRBM) y medio alcance (MRBM).
China, conocida como la mayor potencia misilística del mundo, se estima que tiene 40 brigadas de misiles y un total de 2300 a 2400 misiles balísticos, incluidos misiles balísticos intercontinentales (ICBM).
Los misiles chinos no están destinados a ataques de precisión como los iraníes, ya que Pekín ha centrado su atención en el desarrollo de aviación avanzada, sino a un arsenal estratégico con ojivas nucleares.
En comparación, el arsenal balístico de Irán, según las estimaciones occidentales más conservadoras, cuenta con 3000 misiles, y según declaraciones de funcionarios iraníes, alrededor de 20 000, y sigue creciendo constantemente.
Texto recogido de un artículo publicado en PressTV.