Publicada: viernes, 9 de febrero de 2024 23:22

El triunfo de la Revolución Islámica de Irán generó, desde aquel febrero del año 1979 una influencia potente, conformando a la nación persa como una nueva y pujante alternativa política a un mundo que hasta el momento de la victoria revolucionaria se dividía entre un campo occidental liderado por EE.UU. y el campo socialista, que tenía como referente a la ex Unión Soviéticas.

Ese mundo bipolar se expresó, por ejemplo, en el plano económico, donde cada uno de los bloques mencionados contó con su área de influencia y apoyos. Así también en el plano militar expresado en la organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el Pacto de Varsovia por el lado del mundo socialista (1).

Esa división deja de ser una realidad tras la caída de la ex URSS que generó la consolidación de la unipolaridad fomentada y llevada a la práctica por Estados Unidos seguido por una serie de potencias occidentales que actuaban como un ordenado rebaño. Se conforma así un Nuevo Orden Mundial, avalado por la propia Organización de las Naciones Unidas (ONU) y que significó, en lo inmediato, la imposición económica y militar del imperialismo escenificado, por ejemplo, en la invasión de Iraq el año 1991, los ataques contra Serbia entre marzo y junio del año el año 1999 junto a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) la agresión contra Somalia en la llamada Operación United Shield el año 1994. Años de consolidación de la unipolaridad, el sometimiento mayoritario de las naciones al poder occidental pero que encontró en Irán una muralla donde se estrelló permanentemente y que tuvo su expresión más sangrienta en el apoyo occidental al Irak del asesinado ex dictador Sadam Hussein al invadir Irán el año 1980.

El triunfo de la revolución islámica originó un país distinto, en una sociedad donde los conceptos de soberanía y dignidad comenzaron a imponerse tras décadas de dominio occidental bajo el vasallaje de la dinastía de los Pahlevi. Una nación que, además, comienza a ser sometida a un cerco y una presión internacional. Una política de máxima presión, señalado precedentemente cuya primera prueba extrema a un año del triunfo revolucionario fue la guerra impuesta desde Iraq, bajo el régimen de Sadam Husein, que implicaron ocho años de una contienda sangrienta (entre 1980-1988) proveniente de un régimen agresor cuyos hilos eran manejados por occidente y sus socios sionistas y wahabitas.

Esa guerra significó una consolidación aún más fuerte de la revolución iraní. Marcó una impronta, en que, a pesar de los daños en vidas humanas, la destrucción de la infraestructura industrial, el peso social, psicológico que significa luchar para el amparo de su tierra, esa defensa sagrada permitió consolidar la revolución islámica. Mostró al mundo que esta revolución llegó para quedarse y proyectarse. Todo ello en un contexto regional complicado, que se enrarece aún más a partir de la década de los y 90 cuando se invade Irak a manos de una coalición internacional, liderada, precisamente por los que se decían aliados del régimen basista. Un contexto que adquiere mayor peligro para los pueblos de la región en el año 2001 al generarse los llamados atentados del 11 de septiembre de 2001, que originará la invasión de Afganistán y nuevamente la invasión de Iraq, ambos países vecinos de Irán y una denominada “guerra contra el terror” que no fue más excusas determinadas a generar un proceso de desestabilización, agresiones e invasiones de países tanto de Asia Central, Occidental como también del Magreb al concretar la invasión de Libia  generando un estado fallido.

Enmarcado aquello en la llamada la “guerra contra el terror” por parte de Estados Unidos y sus aliados que hasta el día de hoy significa tener tropas estadounidenses tanto en Afganistán como Irak, con centenares de miles de muertos y heridos, la destrucción de ambos países, su fragmentación. Contexto regional que a partir del año 2011 tendrá nuevas víctimas de esta política occidental de violencia y extremismo, como es el caso de Siria Y Yemen sometidos hasta el día de hoy a los crímenes más abyectos por parte de grupos extremistas creados, armados y financiados por la monarquía wahabita con apoyo de las potencias occidentales y el papel activo del sionismo. Los mismos actores embarcados en tratar de someter a los pueblos.

Traigo al presente las declaraciones efectuadas por Seyed Hasan Nasrallá, secretario general del Movimiento de Resistencia islámica de El Líbano (Hezbolá) hace un par de años respecto a lo que significa la conmemoración del triunfo revolucionario irania y que no pierden vigencia alguna: “hoy, la República Islámica es un modelo de independencia y libertad en todo el mundo islámico y en todo el mundo, mientras que antes de la Revolución, Irán estaba controlado por Estados Unidos. Irán es hoy una gran potencia regional que no puede ser ignorada…una revolución generada por el verdadero islam, que es capaz de enfrentar la opresión y la atrocidad. Y, esto es, exactamente, lo que Estados Unidos no tolera. La enemistad de Washington hacia Teherán tiene sus raíces en el surgimiento de un sistema independiente en Irán que disfruta de soberanía popular”.

Plenamente de acuerdo con las palabras del secretario general de Hezbolá pues, Washington sólo acepta y acoge la incondicionalidad, el sometimiento y el servilismo. Por ello, no existe, en la actualidad, un ataque más constante e ilegal que el ejecutado por Estados Unidos y sus aliados contra la República Islámica de Irán. No le perdonan su triunfo revolucionario. Y esa realidad de una revolución que marcha más allá de los deseos del imperio y sus socios sionistas y wahabitas, han significado 45 años de agresiones de los gobiernos estadounidenses, demócratas y republicanos sin distinción: Jimmy Carter, Ronald Reagan, George Bush padre, Bill Clinton, George W. Bush hijo, Barack Obama, la administración de Donald Trump y el actual gobierno presidio por Joe Biden. Demócratas y republicanos unidos en el objetivo y poner término a una revolución más consolidada que nunca.

Ninguno de estos gobiernos del régimen estadounidense olvida que Irán los dejó al descubierto como lo que son: gobiernos totalitarios, regímenes violadores de los derechos humanos de los pueblos y del derecho internacional como ha quedado expresado con el aval incondicional que Washington, Francia, Gran Bretaña, Alemania entre otros entregan al régimen nacionalsionista en el proceso de exterminio de palestina que en cuatro meses de agresión – desde el 7 de octubre del 2023 - han asesinado a 28 mil habitantes palestinos de Gaza de los cuales el 70% son mujeres y niños. 75 mil heridos, diez mil palestinos que yacen bajo los escombros. La destrucción de gran parte d elas ciudades de la Franja de gaza, sus hospitales, escuelas, A lo cual debemos adicionar los 800 asesinatos en ciudades de la Cisjordania ocupada. Un proceso de ocupación, colonización y exterminio que no cesa.

Los grupos de poder estadounidenses tienen muy presente que Irán logró liberarse de la nociva influencia que Estados Unidos significa para los pueblos. Al eliminar todo rastro militar y político del poder imperial, en tierras persas, se generó el inicio de la conformación de una nueva correlación de fuerzas, que tiene directa relación con la lucha de liberación de los pueblos de Asia occidental de la influencia occidental y sus socios sionistas y wahabitas, que llevan adelante esos planes de dominio. No es casual que, a los pocos meses de triunfar la revolución islámica, el mismísimo Imán Jomeini signara, como línea central de la política exterior iraní, la defensa del pueblo palestino y su apoyo a la causa de su liberación.

La instauración del Día Mundial de Al Quds (2) es una muestra evidente de los objetivos de apoyo a la resistencia de los pueblos, convirtiendo a Irán en un referente de la lucha por la autodeterminación y en un dolor de cabeza, tanto para la monarquía feudal saudí, como también para el régimen de apartheid sionista, que ya en ese entonces llevaba 31 años de ocupación y colonización de Palestina. Para Washington, un país que busca su propio camino de desarrollo, que tiene como norte los conceptos de soberanía y dignidad se convierte de inmediato en enemigo irreconciliable. Resulta evidente que Estados Unidos aspira al dominio mundial, bajo la premisa que los países y sus pueblos están para servirle y permitir que el denominado “estilo de vida estadounidense” se mantenga, a pesar de los daños generados en materia de respeto a los derechos humanos, inestabilidad en los cinco continentes, daño ambiental planetario y un desequilibrio entre las naciones en materia política, económica y militar.

Prueba de ello es este intento, ad-portas de las elecciones legislativas en Irán el próximo mes de marzo, de entorpecer este proceso donde 48 mil candidatos disputarán 290 cupos parlamentarios. Hablo de generar proceso de desestabilización para impedir la más amplia participación popular que de una bofetada a esos intentos de perturbar, chantajear, manipular y desinformar usando para ello el poder mediático de Estados unidos y sus aliados, junto a aquellos regímenes musulmanes cuyos gobiernos están sometidos a una relación que favorece los intereses de occidente y del sionismo en lugar de los pueblos de Asia Occidental.

La república islámica de Irán ha sufrido, en estos 45 años permanentes procesos de desestabilización, generación de inestabilidad, bajo el marco del que se conoce en el mundo del análisis político como “golpes suaves” (3). Guerra de agresión, sabotajes, ataques de grupos terroristas que han generado cerca de 20.000 muertos, el derribo de un avión comercial, el ataque permanente a sus instalaciones industriales, los ataques en sus fronteras por grupos terroristas avalados por las potencias occidentales. El ataque al parlamento iraní, el mausoleo del imán Jomeini, ataques a recintos sagrados y centros de peregrinación. Asesinato de guardia fronterizos. Es decir, no es un país donde pudiésemos considerar que sucede algún acontecimiento esporádico, coyuntural. Esto no es así, sino que ha sido un país permanentemente sometido a procesos de desestabilización y sin embargo resiste.

Irán sometida a una política de máxima presión no descuida la defensa de su revolución. Irán es consciente de sus responsabilidades, no sólo respecto a la protección de su sociedad, sino también el papel que cumple a través del Eje de la Resistencia. Los líderes políticos, militares y religiosos suelen expresar que la nación iraní cada 11 de febrero da una respuesta aplastante a los enemigos de la revolución. Esto conlleva una enorme carga simbólica pues la muestra de unidad, determinación e integración de la sociedad iraní es la mejor manera de enfrentar los embates agresivos de sus enemigos.

Pablo Jofré Leal

Artículo Para Hispantv

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https://elordenmundial.com/mapas-y-graficos/otan-y-el-pacto-de-varsovia/

https://www.hispantv.com/noticias/opinion/345236/dia-mundial-al-quds-palestinos-represion-israel-ocupacion

Golpe Suave. Estrategias de desestabilización las cuales consisten en varias etapas en las cuales podemos considerar lo que llaman ellos el 'ablandamiento', es decir, genera matrices de opinión: crear conflicto, promoción de descontento, promocionar factores de malestar, para pasar posteriormente a la deslegitimación del Gobierno y de las autoridades diciendo 'lo que ustedes dicen no es verdad'. Por lo tanto, se manipulan ciertos prejuicios, en este caso prejuicios culturales y religiosos. Hay una campaña internacional de defensa de los derechos humanos llevados a cabo por los mismos que violan los derechos humanos. Luego hay una acusación de totalitarismo y se pasa a otra etapa, que significa la movilización en la calle, que se constituyen en demandas políticas y sociales"https://sputniknews.lat/20221025/iran-intentan-montarle-una-revolucion-de-colores-1131833043.html