“El gobierno de unidad propuesto por la organización de las Naciones Unidas (ONU) es un Ejecutivo que se dice de acuerdo, pero que en realidad está sesgado a favor de los que apoyan el terrorismo en Libia”, advirtió el domingo en un comunicado.
El gobierno de unidad propuesto por la organización de las Naciones Unidas (ONU) es un Ejecutivo que se dice de acuerdo, pero que en realidad está sesgado a favor de los que apoyan el terrorismo en Libia”, advierte Jalifa Haftar, comandante en jefe del Ejército de Libia.
En la nota, además de subrayar la capacidad del Ejército libio para neutralizar las amenazas de los grupos terroristas que operan en su territorio, se refirió al compromiso de “Rusia y otros estados amigos” para colaborar con la Fuerza Armada libia en su lucha contra el terrorismo.
“El Ejército actuará contra cualquier nido de terrorismo en cualquier esquina de Libia. (…) No descansaremos hasta que la seguridad de nuestro país herido sea restaurada”, añadió el general de división.
En otra parte de sus declaraciones, Haftar manifestó su lealtad a la Cámara de Representantes, el Parlamento que apoya al Gobierno reconocido internacionalmente, si bien advirtió de que sus manos “no estarán atadas si este va muy lejos”.
El pasado 8 de octubre, el enviado especial de la ONU para Libia, Bernardino León, dio a conocer la propuesta de este organismo para la formación de un gobierno libio de unidad nacional.
De acuerdo con la propuesta, el nuevo gobierno libio estará presidido por Fayez el Sarraj y contará con tres vice primeros ministros: Ahmad Meitig, Fathi el Mejbri y Musa el Koni, quienes representan al oeste, este y sur del país, respectivamente.
Estados Unidos y sus aliados europeos, es decir: España, Alemania, Italia, y el Reino Unido, calificaron la iniciativa de positiva y significativa y invitaron a todos los libios, incluidos los líderes políticos, a apoyar el acuerdo, pues, aducen, que “no hay más tiempo que perder”.
Desde la intervención extranjera de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que acabó con el régimen de Muamar Gadafi en octubre de 2011, Libia se debate entre dos facciones: una, el Gobierno reconocido internacionalmente y con sede en la ciudad oriental de Tobruk, y la otra, el llamado gobierno de Salvación Nacional (GSN), con sede en Trípoli (capital libia).
Los combates entre los cerca de 1700 grupos armados activos en territorio libio por el control de recursos y territorio han arruinado el país y, si incluimos los enfrentamientos para derrocar al régimen de Muamar Gadafi, se puede hablar de unos 30 000 muertos y 50 000 heridos.
A la crisis del país africano se suma la presencia del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe): en febrero se difundió la ejecución por el EIIL de 21 cristianos coptos, desencadenando una crisis humanitaria. Desde entonces muchos libios, para preservar la vida, huyen por mar con destino a Europa, a sabiendas de que pueden morir en el intento.
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