“Las últimas sugerencias hechas no reflejan las discusiones entre (el presidente de la CE, Jean-Claude) Juncker, y (el primer ministro griego, Alexis) Tsipras”, ha dicho a la prensa este miércoles el portavoz del Ejecutivo de la Unión Europea, Margaritis Schinas.
Las últimas sugerencias hechas no reflejan las discusiones entre (el presidente de la CE, Jean-Claude) Juncker, y (el primer ministro griego, Alexis) Tsipras, afirma el portavoz del Ejecutivo de la Unión Europea, Margaritis Schinas.
El mensaje fue ya transmitido ayer martes, por la tarde (hora local), al Gobierno griego por el comisario de Asuntos Económicos de la UE, Pierre Moscovici.
Schinas ha afirmado que “la pelota está, claramente, en el campo del Gobierno griego”, si éste quiere resolver cinco meses de duras negociaciones con sus acreedores: la propia CE, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Por otra parte, Schinas descartó una discusión, hoy mismo, entre Tsipras y Juncker, aunque sí ha recibido al premier griego en Bruselas, donde tenía previsto asistir a la II cumbre UE-Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) y reunirse además con la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande.
El rechazo de Bruselas se produce tan sólo 1 día después de que Grecia hiciese entrega de dos “textos suplementarios” que pretendían “subsanar, por un lado, las divergencias sobre asuntos de finanzas públicas y, por el otro, establecer un plan de viabilidad de la deuda griega”.
También el martes, el diario italiano Corriere Della Sera publicó una entrevista con Tsipras, en la que advertía de que una falta de acuerdo podría ser “el principio del fin del euro”, previendo que un impago griego fijaría la atención de los especuladores internacionales en otros países de la UE afectados por graves problemas de deuda.

En este sentido, Tsipras mencionó específicamente los casos español e italiano. El actual Gobierno de Madrid, llegado al poder a finales de 2012, ha incrementado su deuda pública en 300.000 millones de euros, pese a la aplicación de duros recortes en servicios sociales: un aumento igual al de los 33 años anteriores.
En el caso italiano, la deuda está estimada por las propias autoridades locales en más de un 132 % del Producto Nacional Bruto (PNB): más de 2,5 billones de euros. Así, un impago griego podría desencadenar un “efecto dominó” que acabe con la eurozona.
Por su parte, el Gobierno griego, sometido a una acuciante falta de liquidez para atender a sus acreedores, accedió al poder en enero con los compromisos de hacer frente a la grave crisis humanitaria, relanzar la economía promoviendo la justicia fiscal, lanzar un plan nacional de empleo y hacer más democrático el sistema político.
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