Los combates han ocurrido este viernes cerca de la ciudad libia Sirte, principal bastión de la banda takfirí en el país norteafricano, donde las fuerzas leales al Gobierno de Unidad Nacional (GNA, en inglés) frenaron una nueva contraofensiva de los terroristas del EIIL.
“Las fuerzas libias frenaron una nueva contraofensiva de Daesh cerca de la carretera costera durante violentos combates que obligaron a los terroristas a retroceder", han informado las fuentes progubernamentales.
Las fuerzas libias frenaron una nueva contraofensiva de Daesh cerca de la carretera costera durante violentos combates que obligaron a los terroristas a retroceder", han informado las fuentes progubernamentales.
Según este informe, los choques han dejado al menos 10 terroristas muertos, así como cuatro muertos y 24 heridos entre los soldados de GNA.
Además, la aviación libia ha bombardeo posiciones del EIIL en Sirte, en el marco de una ofensiva para reconquistar la localidad.
"La aeronáutica llevó a cabo una serie de bombardeos intensivos de posiciones de Daesh en el centro de la ciudad de Sirte", ha indicado portavoz de las fuerzas del GNA, Reda Isa.
En paralelo, ha agregado Isa, los cuerpos de ingenio militar desactivan los artefactos explosivos colocados por los miembros de Daesh, a fin de permitir el avance las fuerzas.
Las fuerzas leales al Gobierno están compuestas fundamentalmente por milicias del oeste del país, en particular de la ciudad de Misrata (150 km al oeste de Sirte), que se unieron al Ejecutivo dirigido por el primer ministro libio, Fayez al-Sarraj, instalado en Trípoli desde el 30 de marzo.

La total anarquía resultante de la caída del exdictador libio Muamar Gadafi, en 2011, por una intervención occidental, ha propiciado el terreno para las actividades terroristas y el grupo extremista EIIL, que opera generalmente en Irak y Siria, actualmente apunta contra Libia.
Los servicios de Inteligencia estiman que unos 5000 a 8000 miembros de Daesh, la mayoría libios o tunecinos, todavía se atrincheran en el centro urbano de Sirte, donde aún permanecen 30.000 civiles, según Human Right Watch (HRW).
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