“Me entristeció escuchar esas declaraciones hechas a mis espaldas. Durante mi conversación (del pasado viernes) con Obama no surgió esa cuestión”, ha comunicado este domingo Erdogan a los periodistas en Washington, capital de EE.UU.
A este respecto, ha enfatizado que “insultos y amenazas” contra su persona y el Gobierno de Ankara no pueden ser llamados “críticas” y categorizados en el marco de la libertad de expresión.
“Me entristeció escuchar esas declaraciones hechas a mis espaldas. Durante mi conversación (del pasado viernes) con Obama no surgió esa cuestión”, declara el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
De acuerdo con el mandatario turco, tales críticas solo buscan “dividir, romper y, de poder, tragarse a Turquía (…) Eso es lo que quiero decir cuando hablo de ‘cerebro’. Hay un ‘cerebro’ jugando con Turquía”.
Ayer sábado, un día después de su encuentro en Washington con Erdogan, el mandatario estadounidense expresó su preocupación por la situación de la libertad de prensa en Turquía e instó a Erdogan a no restringir el debate democrático.
“Creo que el enfoque que han estado tomando hacia la prensa podría llevar a Turquía por un camino que sería muy preocupante”, recalcó Obama en una rueda de prensa celebrada al término de la IV Cumbre de Seguridad Nuclear en Washington.
En este sentido, prosiguió Obama, Erdogan tiene que abandonar su estrategia de reprimir la información y cerrar el debate democrático por el cual llegó al poder en 2014.
Estas declaraciones de Erdogan sobre la libertad de prensa parecen contradecir la realidad vivida en su país, pues desde que llegó al poder en 2014 la Justicia de Turquía ha abierto 1845 expedientes judiciales a personas acusadas de insultar al presidente, incluidos periodistas y menores de edad.
En el historial del Gobierno de Ankara se destacan la incautación de periódicos y canales de televisión, así como el bloqueo de la señal de una televisión por satélite prokurda, acusándoles de delitos terroristas.
Según el Comité para la Protección de los Periodistas, los dueños de medios de comunicación en Turquía sufren una “oleada represiva”, autocensura y abusos en su contra, y al menos 13 periodistas están en prisión por hacer su trabajo.
El ejemplo más reciente sobre la precaria libertad de prensa en Turquía es la detención el pasado 26 de noviembre del redactor jefe del diario opositor turco Cumhuriyet, Can Dündar, y del representante del diario en la capital, Ankara, Erdem Gül, acusados de espionaje y de revelar secretos de Estado.
Los referidos periodistas publicaron un video en mayo del 2015 en el que se mostraba cómo los servicios de Inteligencia turcos (MIT, por sus siglas en turco) transportaban armas en 2014 en furgonetas que iban a parar, presuntamente, a manos de los terroristas presentes en Siria.
Ambos, que niegan las acusaciones de espionaje, penado con cadena perpetua, estuvieron más de 90 días en detención preventiva, pero fueron puestos en libertad en febrero después de que el Tribunal Constitucional declarara que su arresto había sido ilegal.
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