"He decidido, tras reunirme con los presidentes de la Asamblea Nacional y del Senado, cerrar el debate constitucional", ha anunciado este miércoles Hollande, reconociendo que "un compromiso está fuera de alcance" sobre el retiro de nacionalidad.
Se trata de una renuncia a una medida que fue objeto de polémica, sin que las dos Cámaras legislativas lograran consensuar un texto, condición obligatoria para reformar la Constitución.
He decidido, tras reunirme con los presidentes de la Asamblea Nacional y del Senado, cerrar el debate constitucional", ha anunciado presidente francés, François Hollande.
El proyecto presidencial fue aprobado por la extrema derecha, la derecha, el centro y parte de las familias socialistas, pero abrió una grieta entre las distintas familias de las izquierdas francesas.
"Constato asimismo que una parte de la oposición es hostil a cualquier revisión constitucional, sea ésta sobre el estado de emergencia o incluso sobre la independencia de la magistratura. Lamento profundamente esta actitud, ya que debemos hacer todo lo posible en las circunstancias que conocemos, que son graves, para evitar las divisiones", ha añadido.
El presidente no aludió al debate respecto a la nacionalidad, que divide a la izquierda y que dio lugar a la dimisión de la ministra de Justicia Christiane Taubira, crítica con la política antiterrorista.
Esta reforma fue un proyecto presidencial de Hollande, luego de que en noviembre del año pasado un ataque perpetrado en seis puntos distintos de la capital francesa, París, por el grupo terrorista takfirí EIIL (Daesh, en árabe), dejara 130 muertos.
Esta renuncia influirá de manera significativa en el incierto puesto que el jefe del Estado vaya a ocupar en el país galo. Una encuesta publicada en el mes de febrero muestra el descenso de la popularidad de Hollande entre los franceses, ya que el mandatario europeo cuenta con el apoyo de solo el 26 por ciento de los encostados.
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