Las autoridades indias han desplegado fuerzas de seguridad a lo largo de su frontera con Bangladés y les han autorizado el uso de “gases lacrimógenos y de pimienta” para obstaculizar el acceso a su territorio de los musulmanes rohingyas.
“No queremos causarles ningún daño de gravedad o arrestarlos, pero no vamos a tolerar que los rohingyas pisen suelo indio”, afirmó el viernes un alto cargo de la Fuerza de Seguridad Fronteriza (BSF, por sus siglas en inglés) de La India, citado por el diario indio The Economic Times.
En este contexto, el alto rango indio declaró que el Gobierno de Nueva Delhi considera a los rohingyas “un peligro para la seguridad del Estado”, por lo que ha autorizado utilizar métodos “duros” para inmovilizar y bloquear la entrada de estos refugiados.
“Estamos utilizando granadas que contienen espray de pimienta para frenar a los cientos de rohingya que intentan entrar en La India (...) la situación es muy tensa”, agregó.
No queremos causarles ningún daño de gravedad o arrestarlos, pero no vamos a tolerar que los rohingyas pisen suelo indio”, declara un alto cargo de la Fuerza de Seguridad Fronteriza de La India.
Cabe mencionar que las autoridades de Myanmar, país de mayoría budista, no reconocen la ciudadanía a esta minoría musulmana que, sin embargo, vive en este país desde hace siglos. De hecho, consideran a los rohingyas inmigrantes bengalíes, y en consecuencia les imponen múltiples restricciones, incluida la privación de movimientos y de sus derechos más básicos.
Las fuerzas de seguridad de Myanmar atacan a los musulmanes rohingyas e incendian sus aldeas desde octubre de 2016 en un intento por expulsarlos del estado de Rajine (oeste de Myanmar) en medio del mutismo de la líder ‘de facto’ de Myanmar y Nobel de la Paz 1991, Aung San Suu Kyi.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), desde el pasado 25 de agosto, 20 mil musulmanes rohingyas llegan a Bangladés diariamente, elevando a 421 mil el número total de refugiados.
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