Los manifestantes, en su mayoría inmigrantes, reivindican a una acogida digna para quienes llegan a Italia huyendo de los conflictos armados o en busca de una vida mejor.
Invitó a los inmigrantes irregulares a hacer las maletas y dijo que el bienestar se ha acabado para ellos. Ha prometido expulsarlos “a gran velocidad”. Tiene en el punto de mira a las oenegés de Salvamento de personas en el Mediterráneo, y ahora la ha tomado con los gitanos. Salvini propone censarlos para saber quiénes, cuántos y cómo son.
“Derechos sin Fronteras”. Con este lema han salido a la calle migrantes, refugiados y personas que han perdido su hogar por lo desahucios. Denuncian los manifestantes que en los últimos tiempos se está utilizando al que viene de fuera como chivo expiatorio.
Además, han aprovechado para criticar las condiciones en las que viven y trabajan muchos agricultores inmigrantes en los campos del sur del país.
Salvini les cierra la puerta y habla de invasión. Sin embargo, las cifras dicen lo contrario. En los seis primeros meses del año, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), llegaron a Italia cerca de 14 000 inmigrantes por el Mediterráneo, casi un 80 % menos que hace justo un año.
Rubén Martínez, Roma.
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