Este es el tercer sábado consecutivo en que miles de guatemaltecos salen a las calles a pedir la renuncia del presidente y otros altos funcionarios. La universidad pública y privadas participaron en el denominado 5D así como representantes de pueblos indígenas y otros sectores de la sociedad, el sector campesino lo tiene claro.
Las manifestaciones se han virilizado por todo el territorio nacional, y el llamado a no parar es una constante.
En 2015, un movimiento similar derrocó al presidente Otto Pérez Molina, hoy las protestas son diferentes y la indignación se expande rápidamente.
Ante las presiones nacionales e internacionales, el binomio presidencial espera los resultados de una investigación para determinar si separan o no al ministro de Gobernación, Gendri Reyes, del gabinete por ordenar reprimir las manifestaciones.
Pero no solo eso ha logrado la indignación popular, el presidente ha cedido a otras demandas.
El hartazgo generalizado, la presión social y las protestas ciudadanas obligaron al presidente Alejandro Giammattei a cerrar el Centro de Gobierno, una institución que generaba roces no solo entre el presidente y el vicepresidente, Guillermo Castillo, sino que también generó una serie de manifestaciones como esta, en la plaza de la Constitución.
Miguel Salay, Ciudad de Guatemala.
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