Los habitantes de esta popular ciudad gazatí intentan continuar con su vida cotidiana con lo que pudieron salvar -casi nada- tras la inmensa destrucción que dejó a su paso la ofensiva israelí.
Entre casas de campaña improvisadas y edificios derrumbados, crean las hogueras para proveer de un poco de calor a las familias sobrevivientes, protegerse del frío y de paso, también cocinar algo para alimentarse.
Las precarias condiciones de vida retan una vez más a aquellos que, privados de las necesidades más básicas, como refugio, comida y agua potable, luchan contra las condiciones climáticas adversas en estos días en que el frío arrecia.
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