El mural muestra a dos figuras humanas que juntan sus manos para crear un círculo de luz. Según su creadora, en él existe una simbiosis sobre las diferencias culturales, migratorias, económicas, sociales y de género.
“Mirarse a los ojos, de frente y honestamente como iguales en una sociedad tan desigual, es un acto de amor y resistencia, una transformación urgente y necesaria. Entender que somos complemento y no más, o menos. Juntos podemos potenciar nuestra energía y utilizarla para equilibrar, sanar y florecer”, sostuvo STFI sobre su obra que se extiende por 26 pisos.



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