En un informe publicado este miércoles, la organización pro derechos humanos pide investigar ataques israelíes contra al menos cinco ciudades y localidades libanesas de principios de año que podrían haber violado el derecho internacional.
HRW argumenta que, si bien los ataques no evidencias lesiones provocadas por fósforo blanco, lugareños han dicho que los ataques causaron “daños respiratorios”.
La organización basa su denuncia en ocho entrevistas con residentes de la zona fronteriza del sur de El Líbano y en la verificación y geolocalización de imágenes de casi 47 fotos y vídeos que muestran proyectiles de fósforo blanco cayendo en edificios residenciales en cinco localidades y aldeas fronterizas libanesas.
Asimismo, citando al Ministerio de Salud libanés, indica que al menos 173 personas necesitaron atención médica tras su exposición al fósforo blanco.
NUEVO: El uso de fósforo blanco por parte de Israel en el sur del Líbano está poniendo en riesgo a los civiles y contribuyendo al desplazamiento.
– Human Rights Watch (@hrw) 5 de junio de 2024
HRW verificó el uso de municiones de fósforo blanco por parte de las fuerzas israelíes en al menos 17 municipios del sur del Líbano desde octubre de 2023. https://t.co/K9WpgX1Ppc pic.twitter.com/AtmbPJaeCQ
Al respecto, la agencia francesa AFP consultó a Mohammad Hammud, de más de 70 años, quien estaba en casa con su esposa en un pueblo de la frontera sur de El Líbano cuando Israel bombardeó la zona a principios de año. “Estalló un incendio al frente de la casa, había un olor extraño (…) nos costaba respirar (…) cuando llegaron los socorristas nos dijeron que era fósforo y nos llevaron al hospital”.
El fósforo blanco, una sustancia que se enciende al contacto con el oxígeno, puede ser usado para crear cortinas de humo o iluminar campos de batalla. Pero también se utiliza como arma incendiaria y puede causar fuegos, horribles quemaduras, daño respiratorio, fallos de órganos e incluso la muerte.
La frontera entre los territorios palestinos ocupados por Israel y El Líbano vive su mayor pico de tensión desde 2006 con un intenso intercambio de fuego entre las fuerzas israelíes y los combatientes de Hezbolá durante los últimos ocho meses.
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