• Libaneses celebran sus primeros comicios parlamentarios en 9 años
Publicada: domingo, 6 de mayo de 2018 16:57
Actualizada: domingo, 6 de mayo de 2018 18:19

Los libaneses se dirigen a las urnas tan escépticos como exhaustos para celebrar sus primeros comicios parlamentarios en nueve años. Una década de deterioro económico, aparejada al lastre de siete años de crisis siria y una compleja situación política debido a la injerencia extranjera, colocan al país en un momento crucial.

El Líbano celebra sus primeros comicios parlamentarios en nueve años. El escepticismo y el cansancio de los libaneses predominan en las urnas.

El Líbano enfrenta un déficit fiscal del 10 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB). Su economía está creciendo a un ritmo muy lento, como advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI). Es más, es uno de los países más endeudados del mundo con una deuda pública estimada en el 150 por ciento de su PIB.

Fue el 6 de abril cuando se produjo un intento internacional para echarle una mano. En París, capital de Francia, se celebró una conferencia de donantes para recabar apoyo para la economía libanesa. Este evento terminó con los compromisos de una ayuda de 11.000 millones de dólares.

Los temores de un derrumbe económico en El Líbano se mantienen aun, y se deben, en buena parte, a la situación de su vecino sirio.

El conflicto sirio, además del golpe económico que supuso para su vecino, dejó a El Líbano en apuros por la gran ola de refugiados que llegaron a través de las fronteras. Según las autoridades, el país árabe, cuya población se acerca a los seis millones de habitantes, acoge a casi un millón y medio de refugiados sirios. De esta forma, el país tiene el mayor número de refugiados per cápita del planeta.

El Líbano enfrenta dos amenazas que lo presionan tanto desde las afueras de sus fronteras como desde dentro: del primero se encarga Israel y del último Arabia Saudí. A efectos prácticos, Riad y Tel Aviv actúan como aliados de facto en la región.

De hecho, Israel siempre tiene la opción militar frente a El Líbano. Fue hace meses cuando su ejército realizó sus mayores maniobras militares en 20 años simulando una guerra contra el Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá). No obstante, sus amenazas no se limitan solo a Hezbolá.

La monarquía saudí, a su vez, juega un factor clave en este tablero de ajedrez político. Lo demostró con el misterioso caso del primer ministro libanés, Saad Hariri, quien estuvo una semana recluido en Riad (capital saudí) después de haber anunciado de forma sorprendente su dimisión a través de un mensaje televisado.

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