Los agentes detuvieron a Nichols el 7 de enero, en lo que alegan fue un trabajo rutinario, en medio del tráfico, terminaron sacándolo del vehículo a la fuerza y le propinaron patadas en la cabeza, golpes con una porra e incluso usando una pistola paralizante de descargas eléctricas o táser. Luego de la paliza, los agentes arrastraron a Nichols hasta un coche patrulla, lo sentaron en el suelo y lo siguieron golpeando. Nichols falleció 3 días después en el hospital, a causa de las hemorragias internas y fracturas.
Desde la publicación de imágenes del incidente mortal, varios estados de EE.UU., como Tennessee, vivieron jornadas de protesta. Los manifestantes pidieron justicia por la víctima, y solicitaron que se ponga fin a la brutalidad policial en los EE.UU.
Al principio, los informes publicados por la Policía dijeron que Tyre Nichols fue violento, pero estos señalamientos se contradicen con los videos divulgados en las redes sociales.
Se dicen que los agentes de la policía culpables del ataque, fueron expulsados de la fuerza policial, se encuentran detenidos y se enfrentan a varios cargos penales. Esto ocurre mientras que aún persiste la brutalidad policial en EE.UU.
Esta no es a primera vez que las fuerzas de la policía de EE.UU. actúan brutalmente contra ciudadanos de color. Lo último fue la muerte de un hombre afroamericano de 31 años, llamado Keenan Anderson, en Los Ángeles, quién murió tras ser electrocutado con una pistola Taser, durante su detención policial.
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