El escenario es de pesadilla. Tres días después de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, no hay todavía un ganador, con el escrutinio abierto en seis estados. El presidente actual, Donald Trump, que tacha el sistema electoral de corrupto insiste en seguir con su denominada batalla legal.
El hijo mayor del presidente, Donald Trump Junior, instó a su padre, a ir a la guerra total contra todo fraude del proceso electoral.
Las acusaciones de fraude de Trump han dividido a los republicanos. A su vez, la campaña de Joe Biden dijo que tenía equipos legales listos para contrarrestar cualquier demanda de Trump. El mismo Biden salió a defenderse, diciendo que ha ganado las elecciones.
Entre tanto, la presidente de la Cámara de Representantes, la demócrata, Nancy Pelosi, llamó a Biden como mandatario electo del país.
Ante la incertidumbre, diferentes ciudades estadounidenses, han sido escenario de masivas protestas de partidarios de Trump y Biden, que cuestionan el procesamiento del conteo de los votos.
Todavía no está claro quién ganará las elecciones, pero sin importar qué candidato termine en la cima, en las elecciones hubo un perdedor: Estados Unidos, que ahora vive una profunda división y polarización. Ambos partidos demandan las elecciones y el país desciende en una violenta crisis constitucional sin precedente en la historia. Mientras, se incrementan posibilidades de disturbios y violencia.
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